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domingo,
10 de
septiembre de
2006 |
Para beber: el mercado femenino
Daba vueltas alrededor de la idea de la publicidad, las mujeres y el vino. No terminaba de digerir un artículo que decía que, cuando una bodega sacaba un producto destinado al mercado femenino, generalmente era de manufactura económica y su mayor gasto consistía en una fulgurante etiqueta y mucho marketing. Es más, comparaba esta estrategia con la que utilizaba Potemkin en los viajes que Catalina de Rusia emprendía por los poblados devastados por la pobreza, cuando su amante ponía adelante de las casuchas unos decorados que mostraban casas deliciosas, algo que distaba mucho de la cruda realidad.
Claro que eso no siempre da resultado, digo, lo de sacar algo destinado a un grupo muy específico. A mí en esos casos suele sonarme la campanita y pensar que hay gato encerrado.
Bien, por ahí andaba recordando una encuesta que decía que el vino más tomado por las norteamericanas cuando recién se divorciaban era el Zinfandel blanco, en realidad rosadito pálido, para terminar leyendo que el tinto de la misma cepa era la mejor opción para Barbie, y a mí, de lo poco que esa casta se vinifica en nuestro país (lo que había probado me había gustado) empecé a sentirme media tonta teniendo las mismas preferencias que la muñequita de la cintura inalcanzable.
Pero seguía pensando hasta dónde podía perjudicar a un buen ejemplar la falta de buena prensa, y encontré un caso, lejano es cierto, en un vino austriaco, el Zierfandler. Repasemos su historia. Dicen que hay sólo 200 hectáreas de esta cepa en todo el mundo, y que 85 están en Austria, alrededor de las localidades de Gumpoldskirchen y Traischkirchen.
En sus buenos tiempos, la Zierfandler supo ser muy popular, y parte fundamental del dúo que daba lugar al Gumpoldskirchner Koenigswein, un semi seco que hacía las delicias de los vieneses, que se tomaban un tren hacia Thermenregion, la zona que cobijaba las mejores botellas, para disfrutar de este caldo al que cariñosamente llamaban Südbahn Wein, algo así como vino del tren del sur.
Pero las modas cambian, y así, las nuevas tendencias vinícolas fueron dejando de lado a la Zierfandler; casi todas las vides fueron reemplazadas por otras más acordes a los tiempos que corrían, que resultaban más fáciles de comercializar. Su imagen se fue perdiendo, pocos lo recordaban y nadie se preocupaba por rescatarlo del olvido.
Sin embargo, sus admiradores aseguran que esta uva es capaz de ofrecer cualidades fascinantes a sus caldos, dotarlos de una inusitada complejidad, donde se conjugan las nueces, avellanas, nuez moscada y cardamomo, mezcla que aporta un sutil rasgo especiado, con un buen potencial de añejamiento. Tienen un considerable grado alcohólico y una acidez balanceada. Y sus cosechas tardías tienen un encanto y una personalidad que los distingue de otros productos similares.
Por suerte, nunca falta un gentil hombre decidido a levantar las banderas de la restauración, y a reivindicar la figura de la cepa venerada. Es así que desde hace años se está intentando restablecer la fama que ostentaban estos vinos, dotándolos de un aire de modernidad, haciéndolos más secos, con más cuerpo, notas minerales y la acidez necesaria para conferirles una estructura interesante. Y, obviamente, este remozamiento también alcanza a los clásicos dulces.
Una de las apuestas más alta fue la de continuar el tradicional blend con la Rotgipfler, pero dotándolo de los sabores y características que brindan un prolongado período de contacto con las lías y el paso por barricas de roble.
Austria no es el único país que utiliza esta cepa para llenar las copas con jugos que van del amarillo pajizo al dorado radiante. En Eslovenia se la conoce como Zerjavina, y en Hungría como Cirfandli.
No es fácil remontar una mala campaña de prensa, eso lo saben mejor que nadie los publicistas, por eso deberían pensarlo bien antes de apuntar al género femenino como si fuéramos descerebradas. Pero el esfuerzo de cambiarle el destino a una uva vale la pena, sobre todo si estuvo a punto de convertirse en una especie en extinción. Lo bueno sería que dejara de ser una desconocida para nosotras, y así poder dar cuenta de unas buenas copas.
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