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 domingo, 10 de septiembre de 2006  
El antisemitismo en Argentina

Desde el comienzo de la guerra entre Hezbolá e Israel pude ver cómo, día a día, disfrazados bajo el lema de solidaridad con el Líbano, reaparecían las más virulentas expresiones antisemitas bajo una falsa justificación: quienes las expresaban eran "antisionistas". Ese antisionismo que abraza la causa de Hezbolá tiene como premisa fundacional la destrucción del Estado de Israel, premisa compartida por Hamás, Jihad Islámica y todos los grupos terroristas palestinos, además de una gran mayoría de países musulmanes. Desde el paseo por los medios de líderes religiosos islámicos, a las marchas de Quebracho, se repite el mismo discurso. Y aquí quiero detenerme. En las universidades, en las calles y en los eventos públicos aparecen manifestaciones y actitudes racistas que son, por lo menos, toleradas por el poder político, ignoradas por la sociedad y minimizadas por los medios. Un grupo de encapuchados armados con palos representando a Quebracho impidió que se realice una marcha para protestar contra Irán. La coerción mafiosa dio resultado, la marcha no se realizó. Lo más alarmante es que sí se realizó sin impedimento alguno una marcha contra el Estado de Israel con la participación de esos mismos matones y representantes religiosos de la comunidad islámica en este país. Esos dirigentes pudieron dar su discurso, lleno de recurrentes frases ya conocidas. Y como postre, la lastimosa puesta en escena de los encapuchados de Quebracho golpeando las vallas de contención. O sea que los que impidieron el uso de la libertad de expresión y reunión, hicieron uso sin trabas de la misma 48 horas después. Todo esto bajo un manto de silencio. No escuché críticas, no vi manifestaciones de preocupación en los gobernantes, ni en el periodismo, ni en la gente. ¿Hasta cuándo repetiremos la ya famosa frase: "Primero se llevaron a los judíos, pero como yo no era judío no me importó..."? Algún día vendrán por todos, y va a ser tarde.

Daniel R. Braier, DNI 13.498.733

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