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 domingo, 10 de septiembre de 2006  
Carta abierta al señor Blumberg

En estos últimos dos años he quedado atónito ante cada una de sus intervenciones mediáticas, desde su irrupción en el escenario nacional el 1º de abril del 2004. Y me siento sinceramente cansado, agobiado de escuchar una y otra vez sus "recetas" (¿mágicas?) para dar solución a la "inseguridad". Atento a lo que salió publicado el pasado 23 de agosto en un diario porteño, donde comentaba que usted recibe "mil mails y faxes diarios pidiendo la marcha contra los graves problemas de inseguridad", es que decidí darle a conocer lo que pienso sobre este tema. Me considero una persona de ideas progresistas, por eso puedo afirmar que no coincido con el 99% de sus opiniones, así como usted seguramente no va a coincidir con las mías. Pero igualmente me aventuro a decir que tenemos algo en común: la idea del respeto a la ley. Usted ha manifestado una infinidad de veces que en este país no se respetan las leyes penales. Y coincidimos, ciertas normas penales no se respetan. Por eso estoy esperando ansiosamente que en pocas horas usted denuncie a través de los medios de comunicación el incumplimiento flagrante a la ley penal que se promovió nada más ni nada menos que desde el Poder Judicial de Mendoza (si, desde ese Poder Judicial que usted está tan preocupado en modificar), que judicializó y dio lugar a un recurso de amparo presentado por una ONG vinculada a la Iglesia, para que no se practicara un aborto legal (ya que es un caso tipificado por el artículo 86 inciso 2 del Código Penal) a la joven Claudia Anzorena que fue violada y padece una discapacidad mental. Un caso de similares características ocurrió hace aproximadamente un mes en la ciudad de La Plata, con el agravante de que el violador fue el tío de la joven de 19 años. En esta misma línea, yo le pregunto, señor Blumberg: ¿no le parece que las madres de estas chicas, desesperadas por ver que la Justicia les niega el ejercicio de un derecho adquirido, pueden sentirse desprotegidas e inseguras? ¿O usted sólo entiende la inseguridad en la medida en que se afecten el ejercicio de la propiedad rivada y la integridad de las personas (que no me parece mal, pero sí me parece un concepto un tanto estrecho)? O a lo mejor usted piensa que hay personas que "merecen" tener seguridad y estar "protegidas" por el Estado, y otras que no. Quizá su razonamiento parte de una idea de que la impunidad tiene "muertos", y tiene "muertos" (en minúscula y sin negrita). Como irónicamente dice José Pablo Feinmann: "Una cosa es morir en la Esma y otra a causa de un secuestro extorsivo. El que muere en la Esma se la buscó. El otro es inocente". Las soluciones que usted pretende dar a un tema tan sensible como es el de la inseguridad es aumentar la penas y darle más poder a las fuerzas de seguridad. Y aquí es donde me horrorizo: aumentar el poder de actuación y el poder de fuego de la Policía Bonaerense (la policía más corrupta del país, y por qué no del mundo). Esto no sólo no va a dar solución al tema de fondo, sino que seguramente hará que los niveles de delincuencia y corrupción aumenten de manera notable. La marcha por la "Seguridad y la Justicia para Todos", que usted promovió, es una marcha de seguridad y justicia para pocos. Para quienes tienen miedo de que les roben sus pertenencias, pero simultáneamente evaden impuestos, compran objetos robados en el mercado negro o cometean a los policías. Para quienes se horrorizan con un asesinato producto del aumento de la delincuencia, pero no se conmueven con la pobreza, que mata más niños en el mundo que cualquier arma de fuego. Para quienes condenan los "muertos por la inseguridad", pero justifican la de 30.000 desaparecidos. PD: esta carta fue enviada a la casilla de la Fundación Axel Blumberg, pero no fue publicada en la misma.

Joaquín Azcurrain


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