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martes,
05 de
septiembre de
2006 |
El fantasma del corralito y sus efectos
Las cosas están cambiando en Soldini y otros pueblos pegados a Rosario que antes se destacaban por su tranquilidad. Al parecer, tanto estas localidades como las zonas rurales se están volviendo atractivas para ladrones que pueden encontrar aquello que, luego del corralito, mucha gente no se anima a guardar en el banco. En estos casos, la paz de los pueblos termina siendo funcional a los delincuentes que cuentan con el factor sorpresa.
En Soldini está fresco el recuerdo del asalto sufrido hace menos de un mes por un hombre que fue abordado por dos desconocidos armados y a cara descubierta que huyeron en su propio Volkswagen Gol con efectivo y electrodomésticos. También se sigue comentando, por la cercanía, la pesadilla vivida por una familia de la zona rural de Pérez a merced de delincuentes que les robaron una camioneta, dinero y electrodomésticos.
"Esto sólo pasaba en Rosario y ahora está empezando a pasar acá, donde seguimos dejando la puerta abierta y el auto con las llaves puestas. Estas situaciones generan mucho miedo y nuestras costumbres van ir cambiando sin que sepamos cómo", manifestó la esposa de Daniel Herrero, Analí Re, quien se desempeña como secretaria de la comuna de Soldini.
En cuanto a los cambios que experimenta el pueblo, Re puntualizó que en los últimos seis años "la población pasó de 2.300 habitantes a 3.800 pero ahora hay menos policías", sostuvo la mujer, y agregó: "Nos entrevistamos con las autoridades de la Unidad Regional II y nos prometieron que se van a ocupar de nuestro problema. Esperamos que así sea para no tener que afrontar esta sensación de inseguridad que para nosotros es muy novedosa".
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