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sábado,
12 de
agosto de
2006 |
Olmert sería
la principal
"baja" israelí
Conor Hallahan
Tel Aviv. - Mientras el péndulo parece que se decanta hacia una salida diplomática al conflicto entre Israel y Hezbolá en el sur de Líbano, los analistas en Israel han comenzado a examinar las implicaciones que la crisis y cualquier acuerdo internacional pueden tener en el futuro.
Y algunos ya han comenzado a afilar los cuchillos pensando en el primer ministro Ehud Olmert. Un analista del diario israelí Haaretz, que une la aceptación de la última propuesta de alto el fuego de la ONU con el "alto el fuego incondicional de Hezbolá", afirma que Olmert "no puede permanecer ni un solo día más en el despacho del primer ministro. No se puede conducir a toda una nación a la guerra prometiendo victoria, recibir una humillante derrota y seguir en el poder", clamaba el analista. Aunque el tono de Haaretz representa la visión tal vez más agresiva, son muchas las preguntas que se están formulando con respecto a la gestión gubernamental de la crisis.
Una encuesta publicada en el diario Yediot Ahronot muestra que el 37% de los 500 consultados cree que Israel doblegará a Hezbolá, en comparación con el 40% de un sondeo anterior.
El apoyo de la opinión pública sigue siendo alto (66%) entre aquellos consultados sobre la gestión gubernamental de la crisis, pero cada vez más se pide la cabeza del primer ministro en los medios, lo que tal vez represente un primer indicio de un cambio de opinión que podría convertir a Olmert en una "baja" de la guerra.
Negligencia e indecisión
"Esta campaña fue dirigida de forma negligente, vacilante, indecisa", afirmó Ben Caspit en el diario Maariv, refiriéndose a la confianza que las autoridades militares y políticas depositaron en que la fuerza aérea por sí sola iba a poder someter a Hezbolá. "Cuanto teníamos que atacar, esperamos. Cuando teníamos que esperar, atacamos", criticó.
Tras aprobar el gabinete de seguridad el miércoles una mayor ampliación de las operaciones terrestres en Líbano, las críticas a Olmert han sido más mordaces por su decisión de retrasar el ataque en la creencia de que se podía llegar a un acuerdo.
Pero muchos conjeturan que el retraso está más relacionado con que ampliar las operaciones podría provocar entre 300 y 500 bajas en las filas israelíes. Y tal vez Olmert considere que ese sea un precio demasiado alto para un país que a diario ya está enterrando soldados y civiles. No obstante, algunos politólogos consideran una insensatez negarse a pagar ese precio. "En Medio Oriente -agrega Caspit-, si no pagás el capital hoy, pagás con intereses mañana y sos declarado insolvente pasado mañana. Aquellos que no lo crean, que esperen pacientemente el discurso de victoria (del líder de Hezbolá Hassan) Nasrallah". (DPA)
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