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| lunes,
03 de
julio de
2006 |
Investigadores argentinos desarrollan mejores alimentos
Sirviéndose de la biotecnología, cambian procesos de elaboración al incluir organismos vivos
La nueva tendencia en las investigaciones sobre alimentos es superar la etapa de la mera nutrición y desarrollar productos que mejoren el bienestar general o que, simplemente, sean más atractivos, como pochoclos más grandes, cereales más crujientes o cerveza con espuma que dure por más tiempo, definieron especialistas argentinos.
Los alimentos evolucionan y lo hacen al ritmo de los avances de la biotecnología o, como definió Analía Abraham, bioquímica e investigadora del Conicet, de la "tecnología aplicada al desarrollo de productos mediante agentes biológicos de origen animal, vegetal o microbiano".
La biotecnología de alimentos, en definitiva, investiga los procesos de elaboración de productos alimenticios mediante la introducción de organismos vivos y la alteración genética.
"Un ejemplo lo constituye el arroz dorado (syngenta), cuyos genes son modificados para incrementar los aportes de vitamina A en las poblaciones más necesitadas. Se estima que cada año alrededor de 500 mil niños en todo el mundo pierden la vista a causa de la falta de este complemento", explicó Alberto D'Andrea, director de la licenciatura en biotecnología de la Universidad Argentina de la Empresa.
"En general, la nueva tendencia en alimentación es superar la etapa de la mera nutrición y buscar comidas que mejoren el bienestar general", dijo Abraham.
Para eso, se intenta encontrar "alimentos funcionales" que ayuden a "aumentar la respuesta inmune, mejorar la digestión o estimular el pasaje del bolo a través del tracto digestivo".
"Lo que se busca a nivel mundial es hacer que los procesos de desarrollo sean lo más eficientes posibles y que afecten lo menos posible al medio ambiente", amplió Susana Zorrilla, ingeniera química del grupo de Ingeniería de Alimentos del Instituto de Desarrollo Tecnológico para la Industria Química de Santa Fe.
Efecto benéfico
Una de las investigaciones que más se está desarrollando es la de inserción de microorganismos vivos, probióticos, que produzcan un efecto benéfico en el cuerpo. Además, existen los prebióticos, que son compuestos químicos que estimulan el desarrollo de probióticos.
El yogur es, probablemente, el alimento predilecto para introducir estos microorganismos vivos.
"La utilización de bacterias como bacilos y estreptococos permite el mantenimiento de la flora intestinal sana, ayuda a la digestión, favorece el sistema inmune y, como consecuencia del buen funcionamiento digestivo, puede reducir el riesgo del cáncer colorrectal", explicó D'Andrea.
Pero hay, además, muchísimos otros productos donde la ingeniería alimenticia se desarrolla a ritmo vertiginoso: alrededor del mundo, diversas organizaciones luchan por añadirle atractivos a ciertas comidas y bebidas.
"Creo que los hábitos alimenticios tienen un gran componente social: cada región tendrá su alimento predilecto, siempre y cuando no sea malo para la salud", coincidió Zorrilla. (Télam)
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