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 miércoles, 21 de junio de 2006  
Un jubilado mató a su mujer de una cuchillada y se quitó la vida
El, de 65 años, sufría una depresión. Tras apuñalar a su mujer, se disparó con una escopeta en la boca. Uno de sus cinco hijos los halló tendidos en el garaje

Un jubilado de 65 años mató de una cuchillada en el pecho a su esposa un año menor y se suicidó de un escopetazo en la boca, luego de una discusión que mantuvieron en su casa del barrio Roque Sáenz Peña, en la zona sur de Rosario. El hombre y la mujer llevaban varios días viviendo separados pero bajo el mismo techo que compartían con tres de sus cinco hijos, quienes escucharon gritos pero decidieron no intervenir porque las peleas de la pareja eran cada vez más frecuentes. Tras la detonación, encontraron los cuerpos de sus padres tendidos en el piso del garaje, uno al lado del otro y sobre un charco de sangre.

El drama se desató en una casa de Pelikan 635, una calle de casas bajas de material y veredas sin revestir que se extiende de este a oeste a la altura de Ayacucho al 6100. La vivienda de la "familia Barrios", como lo indica una inscripción en el frente, queda a mitad de cuadra y tiene una habitación en la planta alta. Allí vivían Delia Rosa López, una ama de casa de 65 años, y su esposo Florencio Barrios, un jubilado de la Empresa Provincial de la Energía, de 65.

El matrimonio tenía cinco hijos. De acuerdo con fuentes policiales, uno de ellos es un policía que trabaja en el Comando Radioeléctrico y vive fuera de Rosario. Otro reside en Villa Gobernador Gálvez. Los tres restantes, un joven de 28, una mujer "de unos 18 años" y un chico de 14, vivían con sus padres. Ellos les contaron a los investigadores que la relación entre ambos se había vuelto insostenible en los últimos días.

Según fuentes policiales, Delia y Florencio dormían en habitaciones separadas e incluso habían decidido divorciarse. Para eso habían consultado a un abogado para definir los términos del divorcio. Tenían previsto encontrarse ayer con el profesional, pero la cita no llegó a concretarse. La mujer, además, tenía problemas psicológicos por los que no recibía medicación, y su marido atravesaba un estado depresivo, aunque todo esto pasara inadvertido para sus vecinos.

De acuerdo con la policía, la madrugada de ayer el matrimonio comenzó a discutir en la planta baja de la casa, cuando los hijos estaban en la habitación de arriba. El crimen se desencadenó a la 1:05 en el garaje, cerca de la puerta. Allí el jubilado atacó a la mujer con una cuchilla de cocina de unos 30 centímetros de hoja. Primero le arrojó una profunda puñalada en la mejilla derecha. Al parecer, ella intentó trasladarse a la calle para pedir ayuda, pero una segunda puñalada, unos centímetros debajo del cuello, le provocó la muerte. "Fue un ataque furioso", dijo un investigador. La herida mortal, según indicó, afectó el corazón de Delia.


Un tiro en la boca
Tras el asesinato, el jubilado tomó una escopeta recortada calibre 12, sin numeración y con apariencia de haber sido "rearmada" de un modo casero, con la determinación de quitarse la vida. Según fuentes policiales, Barrios se introdujo el arma en la boca y disparó. Las perdigonadas le perforaron la parte superior de la cabeza y le provocaron una gran pérdida de sangre. El hombre quedó tendido en el piso y con la cabeza prácticamente asomando a la calle. Cuando la policía llegó al lugar, los dos cuerpos estaban en medio de manchas de sangre, casi pegados uno con otro.

Los efectivos de la subcomisaría 20ª, a cargo de Horacio Valenzuela, llegaron al lugar convocados por los hijos de la pareja y por vecinos que escucharon la detonación. El hijo de 28 años del matrimonio les dijo a los policías que no se alarmó al escuchar gritos en su casa porque las peleas entre sus padres eran frecuentes. Pero tras la detonación bajó a ver qué había pasado y encontró los cuerpos en el garaje. Allí mismo la policía incautó la cuchilla y la escopeta sin registrar, que fueron derivadas al Gabinete Criminalístico. Los cuerpos luego fueron trasladados al Instituto Médico Legal para la realización de las autopsias.

Desde la misma puerta del garaje donde la pareja murió de un modo violento, ayer al mediodía un sobrino declinó hablar ante este diario. "Es sorprendente lo que pasó, ellos nunca tuvieron problemas con nadie. La pareja y los hijos no acostumbraban salir a ningún lado. Esto fue resultado de un problema íntimo de ellos, que son muy reservados", contó en medio de su almuerzo un vecino. Una apreciación similar soltó Olimpia Pintos, una comerciante de la cuadra que conoce a los Barrios desde hace 30 años: "Delia nunca jamás me contó que tuviera algún problema de relación. Eso habrá sido de la puerta para adentro".
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