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miércoles,
21 de
junio de
2006 |
Indiferencia
sin fin
Para quienes tenemos amigos y conocidos con necesidades especiales, esto es chicos especiales, es siempre una desagradable sorpresa cuando los vemos deambular mendigando planes sociales, intentando conseguir una escuela especial, centros de día, reclamando a las obras sociales, pidiendo elementos ortopédicos, algunos remedios costosos... En fin, esta lista podría seguir y seguir. El carecer de obra social, a pesar de las leyes existentes, y el carecer de un trabajo digno son para este sector de la población carecer de todo. Como en otros temas parecen existir dos realidades; una la que ven los gobernantes y otra muy diferente la que vive y sufre todos los días gente con discapacidad y sus familiares, que no saben, ni dónde ni a quién acudir para lograr soluciones. Pareciera que sólo queda acudir a los medios para intentar hallar respuestas a necesidades tan básicas y urgentes. Parece ser que a algunos, incluso a la sociedad en su conjunto, no les molesta, no los mueve que el problema exista. Molesta que se haga público, que tenga difusión. ¿Realmente queremos la integración que tanto proclamamos?
Fernando Leva
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