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 domingo, 18 de junio de 2006  
Recuerdos y reclamos por un homicidio

A cinco meses del crimen del taxista Jorge Poremba, baleado en el cuello al término de un viaje en el que le robaron la recaudación, sus familiares convocaron a una misa para recordarlo y pedir que la investigación judicial no se detenga. Lo hicieron en una fecha significativa, en el primer Día del Padre que pasarán sin él. Las hijas del taxista esperan que el caso sirva para reflexionar sobre los efectos del delito porque “todos somos víctimas de la inseguridad” y para que más testigos se acerquen a declarar en la causa penal que se sigue por el episodio, en la que una joven de 22 años está presa como presunta autora del crimen.

  Jorge Poremba fue baleado de muerte la noche del miércoles 4 de enero. Había tomado a dos pasajeras frente a la Jefatura de Policía, en Ovidio Lagos al 5200, que le pidieron ser trasladadas hasta el Camino Viejo a Soldini al 3500. En ese lugar, las jóvenes le robaron 40 pesos y le pegaron un balazo que ingresó por el omóplato izquierdo y se instaló en el costado izquierdo de la ingle del chofer. Pese a la herida, el taxista alcanzó a conducir hasta su casa, en la zona sur de la ciudad, y le contó a su familia lo que le había pasado. Tras ello fue sometido a varias cirugías, pero la agonía terminó a los diez días: el 14 de ese mes falleció, en medio de varias movilizaciones y paros de los taxistas en reclamo de mayores medidas de seguridad.

  El miércoles pasado se cumplieron cinco meses de su muerte. Para recordarlo, sus hijas convocaron a una misa que se celebrará hoy, a las 19, en la iglesia San Jorge, de Moreno 1020. Durante la semana repartieron en el centro una carta en la que invitaron a la gente a participar del acto religioso. “En este día tan especial sólo podemos rezar. Otra vez pedimos tu compañía para hacerlo, porque alguna vez subiste a su taxi y él te dio algún consejo, porque esa era su costumbre. Esta misa es por todos los padres que no están y también para que ningún otro hijo pase por el dolor que nosotras estamos pasando”, escribieron Verónica, de 38 años, y su hermana Gladys, de 30.

  Por el crimen de Poremba está detenida Lucía Herrera, una joven de 22 años que vive con su hijo de 3 a unas cuatro cuadras del lugar donde fue asaltado el chofer. La chica se negó a prestar declaración, pero dos vecinas atestiguaron que ella les había comentado: “Lo hice por ortiva, por no entregar los 20 pesos de la recaudación”. Mirta Maya, la madre de Lucía, asegura que a su hija la vinculan sin pruebas, por el peso de su apellido ligado a las frecuentes detenciones de sus hermanos. “Hay una bronca contra los Herrera”, sostuvo el mes pasado en una nota con este diario.

Una acusación previa

  Antes de ser detenida, Lucía ya había sido vinculada por su padre con el crimen. Fue al realizar una denuncia en la seccional 33ª porque otro de sus hijos le había arrojado un botellazo en la cabeza. Pero ese testimonio no fue tenido en cuenta porque la ley impide testificar en contra de familiares directos. La joven sigue presa y aún no fue resuelta su situación procesal. En los últimos días “se siguieron presentando testigos, gente del barrio que la escuchó comentar lo que hizo con mi papá”, comentó a La Capital Gladys, quien suele ir a Tribunales para conocer el estado de la causa.

  “La idea de invitar a una misa es para llegar a la gente sin cortar la calle haciendo marchas, porque mi papá era un tipo tranquilo y no le gustaban esas cosas. Rezando creo que lograremos concientizar sobre la inseguridad, porque a nosotros nos tocó hoy, pero le puede pasar a todo el mundo, a cualquiera” comentó Gladys, quien siente la ausencia de su papá en todas las actividades cotidianas. “El me llevaba a trabajar, acompañaba a mi mamá a hacer las compras, llevaba a mis sobrinos al médico. Desde que él se fue estamos mal. Su muerte cambió todo”.
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