Opinión

El empleo en Gran Rosario debe ser política de Estado

La situación laboral en la región merece un análisis profundo y debe quedar fuera de la pelea electoral

Oscar Madoery (*)

En los últimos días los medios periodísticos han reflejado los indicadores laborales elaborados por distintos organismos oficiales y, por consiguiente, se han sucedido opiniones e interpretaciones de las cifras de lo más diversas, generando gran confusión en torno a un tema sumamente delicado para la Argentina, y especialmente para nuestra ciudad, la más golpeada por la hiperdesocupación de los noventa.

Es imperativo realizar una correcta lectura de estos números (alejada de intencionalidades coyunturales o especulaciones mezquinas), para poder planificar y ejecutar con seriedad políticas activas de empleo.

Algunos comentarios al respecto: según la Secretaría de Trabajo de la Provincia, en lo que va del 2006 la regional Rosario superó todas las estadísticas de generación de empleo privado alcanzadas hasta ahora: un ingreso neto de 6.180 trabajadores registrado en mayo, concentrando el 64 % de los puestos de trabajo generados en la provincia. Por lo tanto, debemos buscar explicaciones realistas y convincentes:

La evolución de las tasas básicas del aglomerado del Gran Rosario para los primeros trimestres de los años 2003 a 2006 muestra que en la tasa de actividad, la evolución es bastante estable, con una caída en el 2005, pero recuperándose en el primer trimestre de 2006 hasta el punto de alcanzar un valor superior al del 2003. Y en la tasa de empleo, la tendencia es creciente, sin ninguna caída en estos años.

La misma Encuesta Permanente de Hogares (EPH) refleja también una marcada caída de la tasa de subocupación, que evidencia la cantidad de trabajadores que pasaron de trabajar menos de 35 horas semanales a jornadas de tiempo completo.

El incremento del índice de desempleo se explica, fundamentalmente, a partir de la incorporación de más gente al mercado de trabajo, producto de las expectativas crecientes de conseguir empleo (como han sostenido varios especialistas en estos días) y por cierto factor estacional, propio de los primeros trimestres de cada año.

Un segundo cuadro demuestra que, en promedio, el empleo formal crece más en Rosario que en el resto de los aglomerados urbanos. Esto significa que:

En la región se está generando empleo registrado, formal. Es decir, estamos asistiendo a una recuperación en términos cuantitativos y, paulatinamente, en términos cualitativos, aunque el empleo informal sigue teniendo niveles altos como en todo el país.

El crecimiento no está atado exclusivamente a un sólo sector de la actividad económica. Particularmente, en Rosario ya no es la construcción la que lidera el proceso de recuperación del empleo, si bien mantiene una presencia importante, sino la industria manufacturera y el comercio y servicios.

Esta tendencia tampoco debe llevarnos a una actitud conformista. Existen políticas locales de empleo, que han hecho de Rosario el primer municipio del país en firmar un Acuerdo Territorial de Empleo con el Ministerio de Trabajo de la Nación, por el cual se llevan a cabo 4 programas innovadores de creación de oficinas de empleo, fortalecimiento de entramados productivos, observatorio de empleo y educación para el trabajo. Estrategia que, a su vez, ha sido consensuada con más de 20 entidades empresarias y la CGT e institucionalizada en una Mesa Territorial de Empleo.

Los grandes problemas requieren grandeza. Es nuestra obligación sumar esfuerzos y coordinar políticas. El desarrollo territorial y, por ende, la generación de empleo genuino es un desafío que nos exige madurez y responsabilidad. Revertir un proceso histórico tan negativo como vivió nuestro país y nuestra región en particular, merece que nos pongamos de acuerdo en el camino y lo transitemos juntos. Y fundamentalmente, que convirtamos al trabajo en un tema de Estado, trascendiendo los tiempos de una administración y superando los humores coyunturales.

(*) Secretario de Producción

de la Municipalidad de Rosario