La Capital recorrió la ciudad a sólo dos días de la celebración patria

Paradoja: mástiles sin la celeste y blanca en la Cuna de la Bandera

Faltan pabellones en la Terminal de Omnibus, la plaza San Martín y la plazoleta Príncipe de Asturias

Silvia Carafa / La Capital

En víspera del Día de la Bandera no todo en la ciudad es celeste y blanco. Un sábado desapacible pone marco gris a varios mástiles vacíos. Esbeltos pero mudos, sin una divisa para lucir en su vértices lucen incompletos y contrastan con el flamear vertiginoso de las banderitas de los automóviles que pasan. O con los puestos ambulantes de las esquinas que ofrecen gorros, camisetas y banderas de todos los tamaños. Alguien se olvidó de ellos, a dos días del 20 de Junio.

A un costado de la entrada a la Terminal de Omnibus se levanta un mástil mayor y cinco de menor porte. Sólo el más alto tiene una bandera. Según explicó uno de los responsables del lugar, todos los días se colocan cuatro de las cinco enseñas patrias que quedaron, una desapareció. "Acá viene toda clase de gente, tanto para la parada de colectivos como los descuidistas y los que merodean", dijo para explicar el robo.

Los vendedores ambulantes y los abre puertas de los taxis parecen darle la razón. Ellos también ven banderas en todos los mástiles durante la semana, pero hay un detalle, hasta donde se pudo saber quienes estarían a cargo de la tarea de izarlas y arriarlas trabajan de lunes a viernes.

Tampoco ayer tenía una bandera la entrada al Patio de la Madera. Bajo el mástil un vendedor al mando de un carrito repleto de camisetas de fútbol, gorritos y banderas de todos los tamaños dijo que el negocio venía flojo y que así había sido durante toda la semana. Ni siquiera el alegrón del último partido de Argentina movió el negocio.

En el centro de la plaza San Martín, frente a la sede rosarina del gobierno provincial, hay un mástil sin pabellón que ponga un poco de movimiento al bronce de la estatua que allí se yergue. Los pocos caminantes no parecen notar el detalle, o tal vez nunca prestan atención.

"Todos los días acá hay bandera, hoy no la pusieron porque está por llover y las banderas no pueden mojarse", afirmó Elisa que vive en ese lugar y que, dispuesta y animada, da una breve lección de protocolo.

Según la mujer, todo el movimiento de los mástiles debe hacerse con luz natural y con escoltas o al menos ante un grupo de personas. Ella dice recordar que hasta no hace muchos años, la Banda de Música de la Policía interpretaba Aurora cuando se izaba la bandera en la plaza San Martín, frente a pequeñas delegaciones de alumnos de escuelas vecinas.

"Después de esa ceremonia la Banda de Música se quedaba un ratito y tocaba distintos temas, eso era lindo y la verdad que podrían hacerlo siempre", se entusiasmo Elisa. Aunque aclaró que los símbolos no deberían separar a las personas, menos aún las fronteras.

En Güemes y Dorrego, en la plazoleta Príncipe de Asturias también hay un mástil desnudo. El cuidador de autos del lugar dice que está así desde hace tiempo después de poner varias y de que desaparecieran.

"Mientras nosotros estábamos le dábamos una mirada, pero a la noche nos vamos, y ahí las robaban", relató.


La más original
Pero por original, el asta que está frente al Centro de Expresiones Contemporáneas, le lleva la delantera a todos los anteriores, no sólo no tiene bandera, sino que sirve de soporte a dos luminarias.

Menos mal que a pocos metros, el cantero central de la avenida Belgrano le rinde homenaje al prócer con pequeñas banderitas que el viento de la tarde ponen en acción.

Desde los balcones de la ciudad, decenas de rectángulos celestes y blancos, de todos los tamaños, parecen corregir los olvidos.