La película de la polémica. "El Código Da Vinci" se lanza en forma simultánea en Rosario y el mundo

Hoy se estrena el filme que se atreve a desafiar más de dos mil años de dogma

La adaptación del libro de Dan Brown que trastoca la doctrina de Iglesia católica fue atacada desde el comienzo

Uno de los filmes más polémicos del año llega hoy a los cines rosarinos. "El código Da Vinci" generó enconos desde que se conoció el proyecto de llevar al cine el exitoso best seller de Dan Brown que describe una conspiración global y dos veces milenaria para ocultar un secreto que tendría efectos devastadores sobre la historia del cristianismo.

El libro de Brown encabezó las listas de obras más vendidas en todo el mundo, inclusive en Argentina. Sin embargo, las voces en disidencia recién se alzaron cuando comenzó a gestarse el proyecto de rodaje de una obra literaria con una trama tan ingeniosa que desencadenó casi un subgénero que podría definirse como suspenso eclesiástico en el que se fusionan las intrigas y las conspiraciones a nivel planetario.

"El código Da Vinci" lleva al espectador tras los pasos de un profesor de Harvard, Robert Langdon, que interpreta Hanks, especialista en el estudio de los símbolos, que es convocado de urgencia al Museo del Louvre, cuyo conservador ha sido asesinado. Con la ayuda de una criptóloga forense, Langdon investiga y no tarda en descubrir signos ocultos en las obras de Leonardo Da Vinci.

Todos los indicios apuntan a una organización religiosa tan misteriosa como poderosa, dispuesta a todo para proteger un secreto capaz de destruir un dogma dos veces milenario y un misterio que cuestiona los cimientos de la religión católica: Jesús tuvo una compañera, María Magdalena, con la que tuvo un hijo, de quien descendería el linaje de los reyes merovingios.

Curiosamente, mientras todo se reducía al papel impreso no hubo escándalos, pero la tormenta se desató con la película. Al punto que debió controlar el incendio que amenazaba con adquirir dimensiones planetarias y que era atizado con regularidad por representantes de algunos de los credos mayoritarios, además del Cristianismo. El actor apeló a su imagen de persona sensata y alejada de los sensacionalismos para bajar los decibeles de la discusión.

"A mí me parece una buena película. Es muy divertida. Y de verdad no creo que sea dañina", deslizó la estrella considerada una de las personas más influyentes en la industria de la cinematografía estadounidense. "A mi modo de ver -remarcó- es una película muy divertida y que no debería ser tomada demasiado en serio".

Hanks fue más allá de una explicación persuasiva y redobló la apuesta con referencias al enorme presupuesto que tuvo el filme y que alcanzó los 150 millones de dólares como un argumento extra para no exagerar los alcances: "Si uno se toma cualquier tipo de película en el sentido literal, sobre todo una película de enorme presupuesto como ésta, está cometiendo un error muy grande", sugirió el actor.

La posibilidad de que muchas personas se sintieran ofendidas obviamente estaba entre las posibilidades: "Siempre supimos que habría un segmento de la sociedad que no iba a querer que se exhibiera esta película. Pero la verdad es que no daña a nadie que una película provoque un debate sobre temas religiosos e históricos. Mucho menos si se toma en cuenta que se trata de una cinta que está llena de recursos cómicos, de salidas sin sentido, que obviamente no deberían ser tomados en forma lineal".

Hanks, que está acompañado por un elenco internacional que incluye a Audrey Tautou y Jean Reno, entre otros, también reconoció la dificultad que suponía adaptar un libro tan exitoso y leído por millones de personas a la pantalla grande: "Tenés que darle a cada lector lo que espera, porque, francamente, el libro es bueno y cada lector tiene su propia imagen de la historia", dijo Hanks. "Podrías cambiarlo, hacerlo diferente, pero sólo si estás seguro de que lo estás haciendo mejor". concluyó.

Tom Hanks y Audrey Tatou encabezan el reparto del filme.