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 domingo, 14 de mayo de 2006  
Polémica en EEUU. Duras críticas sobre las escuchas ilegales y la recopilación de datos de millones de ciudadanos
El espionaje telefónico socava más la popularidad de Bush
Legisladores y organizaciones civiles dicen que el gobierno abusa del poder y viola el derecho a la privacidad

Washington. - El presidente de EEUU, George W. Bush, reaccionó con un humor de perros, muchos políticos y defensores de los derechos ciudadanos airearon su indignación y sólo algunos moderadores de programas televisivos se frotaban las manos de alegría. "El día de la madre se produjo el mayor número de llamadas telefónicas del año, 300 millones, y éstas son sólo algunas de las muchas que controla la Casa Blanca", criticó Jay Leno en el popular Tonight Show de la cadena NBC.

El periódico USA Today reveló el jueves que la Agencia de Seguridad Nacional de EEUU (NSA) recopiló secretamente miles de millones de datos sobre las conversaciones telefónicas de los norteamericanos. Según el igualmente bien informado Washington Post, las tres compañías telefónicas afectadas tenían 224 millones de clientes en sus ficheros y almacenaron 2.000 billones de datos desde finales de 2001.

Para Bush, que se enfrenta a una enorme presión debido al conflicto nuclear con Irán, el caos en Irak, los escándalos en su propio partido y los bajos niveles de popularidad registrados en las encuestas, el descubrimiento no ha podido ser menos oportuno. No se trata sólo de que los republicanos deban temer por su mayoría en las elecciones legislativas; también el candidato nominado por Bush para el cargo de director de la CIA, Michael Hayden, tendrá que sufrir lo indecible en sus comparecencias en el Senado. El general está considerado uno de los arquitectos del programa secreto de la NSA.

Además, muchos senadores han pedido explicaciones sobre el programa de espionaje, que Bush confirmó a medias en nombre de la guerra antiterrorista. Algunos senadores demócratas y la organización para los derechos ciudadanos Aclu solicitaron acciones legales al respecto, ya que consideran que las medidas de seguridad socavan el derecho a la privacidad de los ciudadanos.

Según parece, la NSA utiliza dos métodos para sus actividades secretas. El New York Times destapó ya en diciembre el escándalo de las escuchas de conversaciones telefónicas internacionales, mientras que el sistema de "búsqueda selectiva de datos" recientemente descubierto afecta a todos los ciudadanos estadounidenses. No obstante, hasta el momento se cree que en este último caso los diálogos no han sido escuchados.

De acuerdo con USA Today, la NSA clasifica la información de la misma forma que en las facturas telefónicas: números, fecha y duración de la conversación. A partir de un número se establecen los respectivos contactos, "construyendo una telaraña gigante que se extiende cada vez más", escribe el rotativo. De este modo, los servicios secretos pueden comprender mejor el funcionamiento de las redes terroristas e identificar a sus instigadores y simpatizantes. Para el Washington Post, la NSA persigue el rastro de conspiraciones terroristas entre un mar de inocentes.


Anticonstitucional
Pero pese a sus afirmaciones continúa la polémica sobre la legalidad de las escuchas y la recopilación específica de datos, si éstas violan los derechos ciudadanos y qué relación hay -si es que existe alguna- entre los gastos que conllevan y su aprovechamiento.

La organización para la defensa de los derechos ciudadanos Aclu describe lo ocurrido como el más terrible abuso de poder del gobierno estadounidense, ya que se ha violado la privacidad de los ciudadanos que contempla la Constitución. Aclu también considera falso que el programa haya salvado las vidas de miles de personas, como argumenta el gobierno, ya que no existen pruebas de ello. Según los medios de comunicación estadounidenses, en el caso de las escuchas telefónicas intercontinentales sólo se filtraron diez sospechosos de 100.000 conversaciones interceptadas.

La disputa sobre la decisión de monitorear patrones de llamadas siguió a las revelaciones a fines del año pasado de que la NSA realizaba escuchas a las llamadas internacionales y revisaba correos electrónicos de supuestos terroristas dentro de los EEUU sin autorización. Los críticos llamaron al programa de escuchas una violación a los derechos civiles y el informe de las grabaciones telefónicas podría aumentar las sospechas entre algunos legisladores que creen que Bush sobrepasó sus límites dentro de sus poderes ejecutivos luego de los ataques del 11 de septiembre de 2001.


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Bush reaccionó con malestar ante el escándalo.

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