Año CXXXVII Nº 49110
La Ciudad
Política
Información Gral
Opinión
El Mundo
La Región
Policiales
Cartas de lectores


suplementos
Ovación
Señales
Escenario
Economía
Turismo
Mujer


suplementos
ediciones anteriores
Salud 03/05
Página Solidaria 03/05
Turismo 30/04
Mujer 30/04
Economía 30/04
Señales 30/04
Educación 29/04
Estilo 29/04
Autos 27/04

contacto

servicios
Institucional


 domingo, 14 de mayo de 2006  
Argentina secreta. El Colegio mandó a cinco matriculados a defender la soberanía
Abogados locales lucharon en Europa durante Malvinas
Españoles e italianos brindaron un conmovedor apoyo a la causa

La Capital

"¡Miren, esa es la flota inglesa!", sorprendió el abogado rosarino Israel Sterkin a sus compañeros de viaje cuando el avión de Aerolíneas Argentinas cruzaba el Atlántico rumbo a Madrid y por la ventanilla se veía una interminable fila de luces, en plena guerra de Malvinas, en mayo de 1982.

El extraño grupo de cinco matriculados del Colegio de Abogados de Rosario viajaba a Europa con el objetivo de lograr el apoyo a la posición argentina por parte de sus pares españoles, franceses e italianos, así como de los gobiernos, partidos, sindicatos y medios.

A raíz de una iniciativa propia, los abogados Israel Sterkin, Rodolfo Torelli, Ricardo Beltramino, Mario Saccone y Felipe Bóccoli realizaron la gestión, en representación de la Federación Argentina de Colegios de Abogados.

La misión finalizó abruptamente por el fin de la guerra, y por esos avatares propios de la historia argentina sus participantes mantuvieron su iniciativa en un bajo perfil, en un país que eligió la desmalvinización, a pesar de lograr la esperada vuelta a la democracia. "El primer año hicimos un acto con los ex combatientes en la plaza San Martín. Organizamos un congreso en Mar del Plata en la época de Alfonsín. Y armamos otro acto a los 24 años en el Colegio de Abogados", recuerda ahora Nito Bóccoli en su escritorio, semitapado de expedientes, documentos y recortes periodísticos, en su casona del año 29, en el viejo barrio Obrero.

Lejos de apoyar a la dictadura, viajaron a defender la soberanía argentina sobre las islas del Atlántico Sur con las armas del derecho, como aclara Bóccoli: "Mucha gente que hizo declaraciones de apoyo durante la guerra, después se arrepintió. Nosotros no nos arrepentimos de nada porque fuimos a defender a la patria. También dicen que si hubiésemos ganado la guerra, los militares se habrían perpetuado en el poder. ¡Mentira! Si el 30 de marzo hubo la mayor marcha obrera contra la dictadura y a Ubaldini le dieron una biaba bárbara".


Por Malvinas y la democracia
El Colegio de Abogados de Rosario se reunió en asamblea extraordinaria el 20 de abril de 1982 y elaboró un histórico documento, que entre sus puntos principales impulsaba: "1º) El más amplio apoyo al acto objetivo de la recuperación de las islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur. 2º) La necesidad de procurar la solución pacífica del conflicto por los mecanismos de la vía diplomática. 3º) La necesidad de la plena vigencia del estado de derecho y de la instrumentación inmediata de mecanismos que garanticen la participación del pueblo en la toma de decisiones". Bóccoli recuerda la opinión del constitucionalista Eduardo Barcesat sobre el texto: "La declaración del Colegio de Abogados de Rosario fue la mejor que hubo en la Argentina durante la guerra de las Malvinas".

El ambiente más cálido del periplo fue brindado por los españoles y los italianos, como cuenta Bóccoli: "En España estaban todos a favor nuestro: franquistas, socialistas. No encontramos a nadie que no apoyara a la Argentina. Todos, desde la derecha hasta la izquierda. Cuando se enteraban de que éramos argentinos nos abrazaban".

El matutino español Diario 16 tituló el 3 de abril de 1982 "Argentina recuperó su Gibraltar", mientras El País escribió "La Junta Militar se apoderó por la fuerza de las Malvinas, colonia británica".

"La reunión con el ex presidente Adolfo Suárez fue la más importante porque nos dio el apoyo más incondicional. Nos dijo que el rey Juan Carlos quería hacer una mediación, pero siempre teniendo en cuenta los intereses argentinos, pero que el primer ministro Calvo Sotelo lo demoró hasta que cuando el rey quiso intervenir ya estaba (el secretario de Estado estadounidense Alexander) Haig como mediador. Nos dijo que el apoyo más importante que podíamos lograr era el de Italia, porque podía influir sobre la Unión Soviética", recordó.

"«Ahora pasemos al campo del enemigo», nos dijo Pedrol Riús, presidente del Colegio de Abogados de Madrid, antes de irnos", confió Bóccoli. Francia tenía fuertes intereses económicos con Inglaterra por los productos agrícolas, que inclinaron su apoyo, como informó Petiti, el abogado francés representante del Papa Juan Pablo II, a sus colegas rosarinos: "Francia se vio obligada a apoyar la posición británica por la cuestión de los precios de los productos agrícolas. Es un asunto de intereses. En principio el pueblo francés estaría dispuesto a reconocer la soberanía argentina sobre las islas, pero la decisión la tomó la Junta Militar, que tiene un muy mal concepto en Europa. Hubiera sido diferente si la ocupación la decidía un gobierno constitucional".

En este punto, Bóccoli recuerda que "quienes trajeron, enseñaron y divulgaron el terrorismo de Estado a la Argentina en el año 58 fueron los coroneles franceses de Argelia. En la diplomacia no existen las ideologías sino los intereses".

Asimismo confía: "Yo me peleé con Nicole Bourdillat, una dirigente socialista francesa que defendía a Inglaterra porque nos dijo que habíamos puesto al mundo al borde de la tercera guerra mundial y que era la primera vez que un país enfrentaba a la Otán. Así como sufrí el caso de Montesinos, un dirigente socialista chileno al que alojábamos en Rosario cuando no podía volver a su país, que me dijo «me alegro mucho de que hayan perdido la guerra». Por eso yo les pregunto: ¿Quién es más progresista: un abogado argentino que defiende a su patria del colonialismo o una diputada socialista francesa que apoya la invasión a Argelia?".

Y a tono con el espíritu patriótico que los impulsó a hacer su propia guerra con las armas del derecho, Bóccoli resume el sentimiento que lo llevó a esta histórica misión hace casi un cuarto de siglo: "Los abogados recibimos muchos poderes y mandatos, pero el mandato más orgulloso de mi vida fue el que me dio el Colegio de Abogados de Rosario para defender a mi patria del colonialismo inglés".
enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo

Notas Relacionadas
Sangre al frente

Un congreso en el 25º aniversario


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados