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 sábado, 13 de mayo de 2006  
Gracioso. El humorista cordobés Cacho Buenaventura se presenta mañana en el Auditorio Fundación
"Me río de los problemas, pero a manera de defensa propia"
Con humildad, el artista definió su labor señalando que "no soy un capocómico sino un tipo gracioso"

U. G. Mauro / La Capital

"Esta presentación es parte de una gira que empieza esta semana en La Rioja y -para que peguen en la puerta de la heladera- aviso que voy para Rosario", dijo el humorista cordobés Cacho Buenaventura, que hoy a las 22 actúa en el Auditorio Fundación Astengo, Mitre 754.

-¿De qué se trata su nuevo espectáculo?

-Sólo Dios sabe lo que va a salir, pero es una propuesta de humor cordobés, apta para todo público y para toda la familia, para reírnos de las cosas que a veces permitimos que nos hagan mal, reírnos de lo cotidiano, de anécdotas, del clásico chiste cordobés, del "no, si vu'a". También vengo con tres músicos en vivo para cantar y rendirle tributo a cosas que tienden desaparecer pero que todavía hacen emocionar a la gente, como las serenatas y esas cosas. Además, el show ofrece un buen trabajo de luces, imágenes y escenografía .

-¿Por qué razón en los festivales folclóricos se apela en materia de humor casi únicamente a humoristas cordobeses?

-Creo que la provincia de Córdoba es una cuna de festivales folclóricos, los primeros y los más importantes se desarrollan allí y debe haber una cuestión de cercanía, de mayores facilidades. Yo soy de neta extracción festivalera, ando mucho en eso y además soy un gran consumidor de festivales. Conozco a numerosos colegas santiagueños, tucumanos, correntinos, muy buenos, pero se ve que los cordobeses con estas caras que tenemos llevamos ventaja (risas).

-¿Cómo se prepara un humorista para enfrentar a un público tan especial como el festivalero?

-No es lo mismo para nada esto de estar en un teatro que en un escenario como el de los festivales, con 30.000 ó 40.000 personas ubicadas, como en Jesús María a veces a 200 ó 300 metros, donde tengo que "estirar el cogote como pollo dentro de un tarro", para monitorear cómo repercute lo que estoy diciendo.

-¿Desde cuándo es humorista?

-Creo que desde siempre pero, por otra parte, yo no me considero un humorista ni un showman ni un capocómico, sino apenas un tipo gracioso con todas las características de un "negro cordobés" . Yo abordé arriba del escenario temas impensados; me suelo reír de los problemas, pero a modo de defensa propia y creo que a eso lo puedo hacer porque humildemente tengo gracia. Hay tipos en esto que se aprenden diez cuentos de memoria y salen por los caminos de la vida...

-¿Cree en el mito de Garrick, del payaso que llora, del cómico que en realidad es un tipo serio que suele sufrir mucho?

-Soy alguien normal. No contaría chistes en un velorio. En mi casa soy gracioso, serio, callado... Es cierto que hay gente que no me perdona que ande serio; los que me conocen me preguntan qué me pasa.

-¿No le molesta que mucha gente le exija algo así como una comicidad permanente?

-Depende cómo te lo piden. El noventa y nueve por ciento te lo pide de buena forma. Es gente que te saluda, que se quiere sacar una foto. A veces pasa que la gente toma cualquier respuesta como un chiste.

-No me dijo cuando empezó en esto...

-Calculo que fue alrededor de los 14 años, pero acuso seriamente que fue más o menos a los 19 ó 20 años y acabo de cumplir los 50 el 7 de abril. Recuerdo que una vez, esperando que llegara la figura principal, debí subirme a un escenario y conté chistes, canté, toqué el bombo, hice zapateo y el dueño del lugar me dio unos pesos que representaban, en proporción, mucho más de lo que ganaba entonces trabajando en el ferrocarril. Eso pasó dos o tres veces más y me hizo pensar en la posibilidad de dedicarme a esto como un trabajo que también, en defensa propia, me permitiera estar fuera de casa especialmente de noche (risas).

-¿Se perfeccionó con algún estudio?

-Estudié canto en el Conservatorio de Arte Provincial de Cruz del Eje. Yo tengo registro de tenor y alguna vez integré un grupo. Quería ser un cantante melódico, pero con esta cara me resultó más fácil contar chistes, y por favor no lo tomen a risa, porque para mí fue muy duro (risas).

-Hablando de humor cordobés, ¿que relación sostuvo con la gente de la revista Hortensia?

-Yo fui amigo personal de su director, Cognini; el sabía muchas cosas de mí y me distinguía con su amistad. Yo le debo mucha gratitud, porque alguna vez intervino para que yo no perdiera un trabajo que para mi era vital.
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El humorista se presentará acompañado por tres músicos.

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