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 sábado, 13 de mayo de 2006  
Un libro que invita a la reflexión

“La escuela pública sitiada”, de Pablo Imen, se presentó a fines del año anterior en Buenos Aires y la semana pasada en Rosario, en la Sala de la Cooperación. Participaron de dicha presentación Amsafé Rosario, el Complejo Cultural de la Cooperación y el Banco Credicoop.

El texto desarrolla, a lo largo de ocho capítulos y más de 240 páginas, una crítica de los valores que orientan las políticas educativas, en particular la que dio forma a la reforma de los noventa, surgida con la sanción de la ley federal de educación y la ley de transferencia. Para tal debate aporta una sustanciosa base de informes y de datos.

Pablo Imen es también docente de la Escuela Marina Vilte de la Ctera, donde trabaja en el módulo de política educacional, en la especialización e investigación educativas. La escuela sindical ofrece formación a los docentes, a través de convenios con otras instituciones y universidades. La propuesta es que los docentes vuelvan a pensar cuestiones teóricas desde su propia práctica, para construir conocimientos.

El pedagogo advierte la dificultad de que este proceso de reflexión sea una práctica cotidiana y extensiva a todos los docentes en condiciones adversas. “Me parece que hay mecanismos bastantes concientes de la política educativa, empezando por el estrangulamiento salarial, que obtura cualquier posibilidad de reflexión real. Entonces, en la medida en que uno tiene varios turnos para completar una canasta básica, que tiene que hacer un curso obligado que nada tiene que ver con su práctica pedagógica, esto no es posible. En general, hubo una ofensiva muy fuerte del oficialismo y de la derecha contra los derechos, y los docentes hacen lo que pueden en un territorio devastado como es el de la sociedad civil”, dice. Y agrega: “Exigir reflexión implica garantizar condiciones para esa reflexión. Y esto sí debería ser parte de una política educativa democratizadora, que no sé si está en la agenda del ministro”.
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