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martes,
09 de
mayo de
2006 |
Roces que
son habituales
Nalbandian es reacio al contacto con la prensa. La charla con Ovacion se cortó de manera abrupta y no es una novedad. "Desde que llegó a la final de Wimbledon, es otro. Es raro que no te trate mal, con cara de culo", manifestó un camarógrafo cordobés.
El tenista es orgullo de la provincia de Córdoba. Mérito ganado con justicia por los resultados conseguidos. Pero sus actitudes generan siempre roces, aunque no siempre fue así. "Cuando ganó el Abierto junior de los Estados Unidos (1998) fuimos hasta Unquillo para entrevistarlo. Estaba comiendo un lechón en su casa y la familia nos invitó para quedarnos", relata el periodista.
Y agregó que todo cambió después de que Nalbandian accediera a la final de Wimbledon 2002. "Lo estábamos esperando en el aeropuerto de Córdoba y nos cambió el lugar de la conferencia para hacerla en Unquillo. Y después pretendía que sus amigos estuvieran delante de todos. Por esos caprichos casi nos vamos todos", contó.
"Tienen que entenderlo. Ustedes no lo dejan ni un minuto en paz y se meten en su vida privada", justificó en cambio a Ovacion uno de sus amigos cuando el unquillense regresaba victorioso del Masters de Shanghai.
Una verdad a medias. Porque lo cierto es que a Nalbandian no le caen bien los periodistas, aunque a veces se vea diferente en ciertos programas donde son condescendientes con él.
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