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domingo,
30 de
abril de
2006 |
La leyenda del cadejo
Dicen que existen dos cadejos, uno bueno y otro malo. Cuando el perro blanco olfatea al perro negro lo ataca para proteger al que acompaña.
El cadejo es "el monstruo más temido y conocido en Guatemala", dice Alexander Prieto Osorno. Según la investigación, su reino son las noches. "Surge de la nada y se aproxima a los transeúntes por detrás para seguir sus pasos. Parece un perro, pero no lo es. Sus pisadas aterrorizan porque tienen el sonido inconfundible de pezuñas sobre el asfalto en las ciudades y sobre la tierra en los campos. Y el mayor error que se puede cometer es darse la vuelta y enfrentarlo, porque el cadejo trae el fuego del averno en sus ojos y la muerte en sus pezuñas", dice Prieto Osorno.
Si bien la tradición oral habló al principio de una sola bestia, los guatemaltecos de hoy juran que son dos: el cadejo negro y el blanco. El primero es una versión moderna del antiguo mito, con la diferencia de que ahora sólo persigue a las mujeres y los hombres de "mala vida", y el segundo "cuida bolos, mujeres y niños solos en los barrios del Guarda Viejo, La Pedrera, La Floresta y San Sebastián" de Guatemala, según los testimonios recogidos por el historiador Celso Lara, director del Centro de Estudios Folclóricos de la Universidad de San Carlos.
Algunos aseguran que el cadejo blanco se dedica incluso a proteger de los ataques del cadejo negro a los hombres "parranderos, bebedores y trasnochadores". Sin embargo, ambos engendros son de cuidado y nadie debe darse la vuelta y enfrentarlos jamás. Pero para las personas de la calle es el fiel acompañante de los habitantes de la noche. Sigue al caminante, que al volverse sólo ve a un perro que se vuelve más grande a medida que avanza el camino.
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