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viernes,
21 de
abril de
2006 |
El mayor
respaldo
e insultos
hacia Conte
Alcanzaba con mirar hacia las tribunas para comprender que los play off por el título entraban en su etapa decisiva. La respuesta del público superó a los que asistieron a los primeros partidos del inicio de la serie. Para otra ocasión quedará analizar las motivaciones para acompañar a un equipo del cuál la mayoría no es hincha desde la cuna, un proceso natural que ocurre con los seguidores de los clubes del país, al menos en otros deportes.
Si desde Rosario Sonder siempre se pretendió movilizaciones masivas cada vez que al equipo le tocaba actuar de local, anoche los cuatro mil que estuvieron en el estadio cubierto de Newell's respondieron a ese anhelo. Esa masa integrada sobre todo por adolescentes, entre los cuales prevalecieron las mujeres.
Hubo cantos y alientos hasta el segundo set. A partir de ese momento, la gente se dio cuenta de que no sería una noche feliz y lo único que le quedó fue aplaudir al equipo cuando saludó al final y la suerte de Rosario Sonder ya estaba sellada.
En cada manifestación, siempre existirán reacciones que cuesta entender, como fueron los insultos hacia Hugo Conte. "Geronte, viejo hijo de p...", vociferaba uno de los exaltados, mientras su hijo, que no superaba los cinco años, recibía una enseñanza pésima: no reconocer a los que hicieron historia, como es el caso del jugador de 43 años.
No fue el único que hostigó a uno de los diez mejores jugadores de la historia del vóley mundial. Ni las protestas reiteradas de Conte sirven de argumento para repudiarlo. A veces, el fanatismo llega a límites incomprensibles.
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