Desaparecidos: naufragan careos pedidos por Constanzo

Los señalados represores Amelong, Guerrieri, Fariña y Jáuregui no confrontaron con su par en Tribunales

Javier Felcaro / La Capital

El pedido del sindicado represor Eduardo Tucu Constanzo, detenido y procesado por graves violaciones a los derechos humanos ocurridas en Rosario durante la última dictadura militar, de ser careado con cuatro acusados de delitos de similares características naufragó por la negativa de estos últimos a acceder al trámite judicial.

Según el cronograma previsto originalmente, Constanzo debía haber estado el lunes pasado cara a cara con el ex teniente coronel Juan Daniel Amelong y, al día siguiente, con el ex coronel Oscar Pascual Guerrieri, recientemente sorprendido por las cámaras de televisión al violar su arresto domiciliario en la Capital Federal.

Sin embargo, Amelong y Guerrieri se negaron al careo (a través de escritos presentados por sus respectivas defensas) bajo el argumento de que "nada los obliga a someterse al mismo", según deslizaron a La Capital habituales transeúntes de los pasillos de los Tribunales Federales de bulevar Oroño al 900.

Lo mismo ocurrió con otros dos imputados con careos programados para la semana próxima: el ex teniente coronel Rubén Fariña (lunes) y el ex general Luciano Jáuregui, otrora segundo comandante del II Cuerpo de Ejército (martes).

Las confrontaciones habían sido dispuestas por el juez federal Nº4 de Rosario, Germán Sutter Schneider, tras sendas declaraciones de Constanzo -en febrero pasado- en las que apuntó al accionar de varios partícipes de la represión ilegal, entre ellos Amelong, Guerrieri, Fariña y Jáuregui.

Respecto de Constanzo, la fiscal federal Griselda Tessio le había solicitado días atrás al magistrado la preservación del predio y las excavaciones en La Calamita, el centro clandestino de detención que funcionó en Granadero Baigorria.

Tessio elevó ese pedido al juez luego del reconocimiento realizado por el Tucu, quien confesó la existencia de al menos dos cuerpos enterrados clandestinamente en el lugar: el del soldado José Prat y el de "Remo, un militante montonero de San Juan".