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miércoles,
19 de
abril de
2006 |
Viajeros del tiempo
Rosario 1900-1905
Un galán confundido. Una bella y espiritual dama, muy conocida entre la haute de nuestra juventud distinguida por sus encantos personales y su chic ultra parisiense, era blanco de un conocido hombre de negocios, casado y persona formal. Todos los esfuerzos de éste se estrellaban contra la indiferencia de la bella, pero días pasados dio en la calle Córdoba con el objeto de sus desvelos que se extasiaba ante una vidriera de modista. "¡Qué bien le sentaría ese sombrero!", dijo el amartelado galán rompiendo el fuego. "¿Le parece a usted?", contestó picarescamente la dama dirigiéndose a la puerta de entrada del negocio. Una vez dentro pidió el sombrero, se lo probó, preguntó cuánto valía -160 pesos-, y mientras ordenaba que se lo mandaran a su casa dando en voz baja las señas de su domicilio, el galán pagaba en silencio, considerándose ya aceptado. Cada cual salió por su lado. Al llegar a su casa el caballero, su esposa le preguntó con extrañeza qué era ese sombrero que de su parte le había mandado la Maison X... y que él le había comprado en compañía de una dama. Confusión, tartamudeos, sofocones del marido que hubiera querido verse tragado por la tierra y que salió del paso como mejor pudo, no sin antes dejar sembrada la duda cruel en el ánimo de su cara mitad, aunque la posesión del sombrero calmó en parte los furores de la esposa. La jugada de la traviesa dama galante es hoy objeto de los más risueños comentarios y el aludido galán frustrado ha debido ausentarse para el campo para librarse de las bromas de sus amigos.
Por qué se pierden las cosechas. El diputado provincial Ramón Lucero, representante del Rosario, presentó en la legislatura un proyecto de reglamentación del trabajo que contempla el descanso dominical y que el día legal de trabajo no puede excederse de un máximun de 12 horas. Entre los considerandos adujo que "hay que prohibir que los jornaleros trabajen más de doce horas porque es inhumano. He visto peones de campo que en pleno verano entran a trabajar con máquinas trilladoras a las cuatro de la mañana o antes y que salen después de las ocho de la noche, sin más descanso que veinte minutos para el mate cocido o el almuerzo. No hay cuerpo que resista a semejante fatiga y por eso nadie quiere trabajar en la campaña. Estos abusos son un descrédito para el país y en ellos está la causa del encarecimiento de la peonada durante las cosechas, que si fueran tratadas bien abundarían y cobrarían menos. Esta es la razón por la que habiendo plétora de brazos en las ciudades se pierden las cosechas, ya que solamente aceptan esas faenas cuando realmente no encuentran otra cosa".
Amplia mayoría de italianos. El boletín mensual publicado por la oficina general de Inmigración destaca que de los 4.036 inmigrantes que entraron en el mes de marzo último existe una amplia mayoría de italianos, los que triplican a los españoles y son casi 17 veces más que los franceses. Las cifras son las siguientes: italianos 2.665, españoles 899, franceses 158, ingleses 41, alemanes 51, austríacos 96, belgas 6, suizos 24, dinamarqueses 5, holandeses 2, norteamericanos 13, rusos 38, portugueses 4, sirios 24, rumanos 2 y varios 8.
Investigación y realización Guillermo Zinni. Ver La Capital de 1900.
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