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 sábado, 01 de abril de 2006  
La imagen de Francia está en su nivel más bajo

Hanns-Jochen Kaffsack

París.- Cuando el ministro Philippe Douste-Blazy abre los diarios extranjeros, lo asaltan las dramáticas fotos de enmascarados que provocan disturbios en Clinch y atacan a la policía. CNN muestra al ministro del Exterior galo imágenes de las escaramuzas entre alborotadores y la policía e incluso traza un paralelo con los sangrientos sucesos ocurridos en la Plaza de Tiananmen en Pekín en 1989, algo que posteriormente lamentará el canal de noticias estadounidense.

Los análisis, muchos imparciales, otros más maliciosos, hablan desde el "estancamiento de Francia" hasta la "Europa enferma". A nivel mundial, la imagen de la que una vez fue la "Grande Nation" se encuentra en su punto más bajo. El jefe de la diplomacia intentó un tiro de despeje: invitó a los medios internacionales para explicarles Francia.

En Berlín y Bruselas, el presidente Jacques Chirac debió responder si aún respalda al primer ministro Dominique de Villepin. En el exterior, amigos y parientes franceses quieren saber de los suyos en la patria "qué está pasando junto al Sena".

Nuevamente Francia está en primera plana. "La violencia no proviene de la juventud que se manifiesta: hay alborotadores, anarquistas, y grupitos de extrema derecha, no es nada nuevo", dice el ministro del Exterior sobre el conflicto interno.

Reconoce que el miedo sobre el futuro es un punto central, "comprensible" en vista del 40% de desempleo entre jóvenes no cualificados. Sin embargo, el ministro no puede responder con claridad por qué una controvertida reforma de características similares es posible en países vecinos como Alemania, España o Gran Bretaña, pero no en Francia.

En vez de eso, advierte: si Villepin no demuestra firmeza y abandona sus creencias, existe la amenaza de que los extremos de izquierda y derecha tengan éxito en las elecciones presidenciales y parlamentarias de 2007. Una vez más, resurge el fantasma de 2002, cuando el ultraderechista Jean-Marie Le Pen sorpresivamente disputó la segunda vuelta en la lucha por el Palacio del Elíseo.

Empresarios y políticos leen con espanto cómo la "incapacidad de Francia frente a la reforma" provoca titulares en todo el mundo, mientras los disturbios hacen recordar los "incendiados suburbios" y desmanes juveniles de otoño (boreal), hace cuatro meses. "Es una crisis peligrosa para el país, para la economía y muy terrible para nuestra imagen", advierte la presidenta de los empresarios Laurence Parisot. "Aquí está en juego nuestra reputación", asegura.

El líder de la CGT Bernard Thibault se encoge de hombros cuando se habla de las graves consecuencias para la economía. "Eso lo tendrían que haber pensado antes. ¿O acaso quién es el culpable?". Y nuevamente responsabiliza a Villepin.
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