Año CXXXVII Nº 49064
La Ciudad
Política
Economía
La Región
Información Gral
Opinión
El Mundo
Escenario
Policiales
Página Solidaria
Cartas de lectores


suplementos
Ovación
Salud


suplementos
ediciones anteriores
Turismo 26/03
Mujer 26/03
Economía 26/03
Señales 26/03
Estilo 18/03
En el aula 18/03

contacto
servicios
Institucional

 miércoles, 29 de marzo de 2006  
Condena a un ex empleado del Banco de Santa Fe de Sargento Cabral
Dos meses de prisión al tesorero que se llevó $ 100 mil
Los sacó de la bóveda y con eso pagó a usureros lo que había apostado en el casino. La pena es mínima porque se lo consideró administración fraudulenta y no robo. El juez le impone devolver el dinero y tareas comunitarias

En agosto de 2002 el tesorero bancario Alberto Rubén Aguzzi hizo la apuesta más fuerte en sus 35 años de jugador compulsivo: se llevó casi 100 mil pesos de la sucursal del Nuevo Banco de Santa Fe de Sargento Cabral para saldar deudas de juego. Estuvo dos meses preso, recuperó la libertad y empezó a trabajar como remisero en su pueblo, donde aseguran que está arruinado. A casi cuatro años del desfalco, acaba de ser condenado a sólo dos meses de prisión condicional, lo que a simple vista parece una desproporción aunque corresponde legalmente. También deberá realizar tareas comunitarias en su tiempo libre y, en caso de ser solvente, tendrá que devolver el dinero que se llevó.

Así lo resolvió el juez de Sentencia Nº 2, Antonio Ramos, en un fallo que quedó firme la semana pasada. Aguzzi, de 50 años, fue acusado de administración fraudulenta, un delito que contempla penas bajas y que sanciona la conducta de quien lo comete, al margen de la magnitud del golpe. Esto significa que no cometió un robo (porque no ejerció violencia) sino que se apoderó de aquello que debía custodiar en provecho propio. Así, el ex tesorero podrá seguir en libertad y la condena sólo se haría efectiva si, en los próximos cuatro años, volvieran a sentenciarlo por otro delito.

En el fallo, además, el juez hizo lugar a la acción civil que interpuso la entidad crediticia para recuperar lo sustraído, que eran exactamente 99.452,14 pesos. Ramos estableció que el ex tesorero debe devolver hasta el último centavo y con intereses. Aunque a juzgar por su situación económica actual, allegados a la causa estiman poco probable que pueda responder a la demanda.

El vaciamiento del tesoro de la sucursal de Sargento Cabral, una localidad ubicada a 90 kilómetros de Rosario, ocurrió alrededor de las 19.45 del domingo 25 de agosto de 2002. A esa hora Aguzzi pasó por la comisaría local y, sin que lo advirtiera el personal de guardia, se apoderó de la llave del tesoro que estaba en custodia allí. Luego se dirigió hasta la entidad de San Nicolás y San Martín y se apropió de todos los pesos y Lecops que quedaban en la bóveda.

Esa misma noche el tesorero viajó tres kilómetros hasta el acceso a Cañada Rica y entregó los billetes a personas "que conducían un rodado oscuro". Aguzzi, que se reconoció como un apostador compulsivo, dijo que poco antes del desfalco les había pedido dinero a usureros para jugar en el casino de Corral de Bustos. La semana anterior, según contó, había perdido 25 mil pesos en esa sala de juego. Y desde entonces dijo haber recibido llamados de personas que "querían la plata a toda costa". En total, le exigían 60 mil pesos "o peligraba la vida de su hija".

La mañana posterior al golpe Aguzzi fue a trabajar como de costumbre. Y de un modo descarnado, le confesó al gerente lo que había hecho:

-José Luis, ayer me chorié la plata del tesoro.

-Dejá de decir pavadas y calentá el agua para tomar unos mates.

-Te digo de verdad, avisá a la cana, al banco, yo voy a ver cómo me arreglo.

-Pero... ¿Cuánto sacaste? ¿Cinco o seis mil pesos?

-No, José. Me la llevé toda.

Ese mismo día lo llevaron preso. Una vez que estuvo cara a cara con un juez, Aguzzi detalló como hizo para vaciar el tesoro. Dijo que al dinero lo sacó en varias oportunidades y que anotaba las sumas para dibujar el saldo en el libro diario. Así, en las registraciones contables figuraba un monto que no coincidía con los billetes del tesoro. El tesorero sostuvo que durante cinco meses hubo tres gerentes que "no lo controlaron", y que quienes evaluaban la operatoria contable no tenían contacto con el dinero.

Para el juez Ramos, la desesperación que alegó Aguzzi para justificar el vaciamiento no lo exime de responder penalmente porque "no ha quedado demostrado que actuara a instancia de graves amenazas" y porque la sustracción de dinero era periódica. Así, se pudo establecer que en distintos momentos Aguzzi se alzó con 72.652,14 pesos, 26.000 Lecops y 10.170 pesos del cajero automático, sumas que deberá devolver al Nuevo Banco de Santa Fe en caso de ser solvente. Además, deberá realizar algún trabajo no remunerado en favor de una institución de bien público y fuera de sus horarios habituales de trabajo.

Al igual que en el caso de Mario Fendrich, el subtesorero del Banco Nación de Santa Fe que en septiembre de 1994 se llevó más de 3 millones de pesos, el tesorero de Sargento Cabral Alberto Aguzzi dijo que sacó el dinero porque peligraba la vida de su familia. En los dos robos jamás se supo qué pasó con la plata y sus protagonistas siguieron viviendo modestamente, en el mismo lugar que antes, alejados de las tareas de oficina.

Así, a más de tres años de haber vaciado el tesoro de la sucursal bancaria donde trabajaba, Aguzzi está "arruinado", según sus vecinos, y trabaja como remisero en el pueblo. Se separó de su esposa pero sigue viviendo en la misma casa de siempre. A su compañero de trabajo que era gerente al momento del hecho también lo echaron del banco. No obstante, algunos habitantes de Sargento Cabral aseguran que él sigue despuntando el vicio en el casino de Corral de Bustos o jugando a las cartas en algún bar.
enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo


Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto
El banco de Sargento Cabral, a 90 kilómetros de Rosario.

Notas Relacionadas
Hacer y pagar



  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados