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 miércoles, 29 de marzo de 2006  
Berenice volvió a Villa Gobernador Gálvez
La pequeña que vivió con un corazón artificial regresó a su ciudad para quedarse. Fue una emocionante bienvenida

Berenice cumplirá 22 meses el próximo 2 de abril. Quizás sus padres no imaginaron que a esa altura la familia ya estaría instalada en Villa Gobernador Gálvez. Sin embargo, ese deseo se cumplió. Igual que el de ver a la chiquita vivir la vida con su corazón funcionando en perfecto estado; la máxima ilusión que ayer volvió a comprobarse nada menos que ante familiares, amigos, vecinos y compañeros de trabajo de sus padres. El regreso de Berenice fue una emoción inmensa.

"Los médicos pusieron su sabiduría ayudados por la ciencia. Tus papás pusieron la fe. Pero vos pusiste tu corazón y las ganas de salir adelante. Escuela Nº132". Esta leyenda se apreciaba ayer en el comedor de la casa que la nena y su familia ya ocupan en el centro de Villa Gobernador Gálvez (Mosconi 1378). Es una vivienda alquilada por la empresa frigorífica Paladini, donde trabaja David, el papá de Berenice, para que la pequeña siga recuperándose del implante de corazón practicado.

La idea de instalar aquella inscripción fue de las compañeras de trabajo de Andrea, la mamá de la chiquita y, a la vez, portera del colegio.

Eran las 19.30 cuando una ambulancia del Samco local llegó a la puerta de la casa ubicada a una cuadra y media de la Municipalidad. Un par de horas antes los primeros familiares preparaban la bienvenida. Delia, la abuela materna arribó con algunas de sus otras hijas, como Erika, de 19 años, la tía que siempre se encargó de colaborar con el cuidado de la nena antes de que viajara a Buenos Aires donde fue intervenida.

"Era la niñera de mis dos sobrinas", dijo a La Capital. Es que también se ocupaba de Milagros, la hermanita de Berenice de sólo cinco años.

David, su papá, regresó a Villa Gobernador Gálvez en algunas oportunidades desde que hace 100 días debiera radicarse en Buenos Aires para estar al lado de la niña. Las últimas veces que volvió se ocupó de ubicar la casa en la que la familia habita desde ayer. Algo que logró gracias a la colaboración de su amigo Juan, quien tampoco faltó a la bienvenida de ayer. Fue él quien ayudó a David a trasladar muebles y artefactos de su anterior casa alquilada en un sector humilde muy cercano a la nueva zona pero, al mismo tiempo, muy diferente, donde la niña no podría vivir.

La pequeña padecía de una anomalía coronaria y cardiopatía dilatada. Estuvo dos meses internada a la espera de un trasplante, con el músculo cardíaco muy deteriorado, tan dilatado que su diámetro era mayor al de un adulto. Así, mientras se mantenía el corazón en funcionamiento con drogas endovenosas, la Secretaría de Salud de Buenos Aires gestionó un corazón artificial en Berlín como último recurso para salvar su vida y a la espera de un donante. Pero finalmente no necesitó de un corazón nuevo. El propio tuvo una evolución inesperada y volvió a su cuerpito.

"Estos últimos días estuvimos muy nerviosos", sostuvo David consciente de que pronto llegaría el momento de regresar. Ahora, se convenció nuevamente de que "Dios todo lo puede". Berenice, juega, se mueve, ríe. Volvió a vivir.
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La nena y la mamá entran en la nueva vivienda donde esperan la recuperación final.

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