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domingo,
19 de
marzo de
2006 |
[Las investigaciones sobre la dictadura]
En deuda con el pasado
Los estudios sobre los años 70 no tienen hasta ahora un desarrollo comparable al de otros aspectos de la historia argentina
Gabriela Aguila
Desde una perspectiva general, la dictadura militar obstruyó drásticamente las posibilidades de avances en la producción e investigación en las ciencias sociales en la Argentina y los problemas que aquí nos ocupan no escaparon a este clima hostil. Recién hacia mediados de los años 80, en el nuevo marco brindado por el retorno a la democracia, se produjo un verdadero renacimiento de la disciplina y la investigación y las posibilidades de avances en la construcción del conocimiento histórico se vieron enriquecidas, si bien con resultados desiguales, con una renovación de las perspectivas, los abordajes y los problemas tratados.
Si focalizamos en la investigación histórica sobre las últimas décadas se han registrado en estos veinte años importantes avances y resultados, de lo que es indicativo el caudal de libros y artículos publicados. Aunque puede sostenerse que los estudios sobre esos períodos no han tenido hasta el momento un desarrollo comparable al de otras problemáticas de la historia argentina. Ello no puede ser desvinculado del marco en el cual están insertos tales problemas: el de la historia del pasado reciente. Tal como ha sucedido con muchos de los abordajes sobre las décadas del 60 y 70, y señaladamente en el caso de los estudios sobre el período 1976/83, se impone al investigador un significativo obstáculo: la escasez y fragmentariedad de las fuentes producto de la destrucción sistemática de material documental por parte del Estado militar, las enormes dificultades en la recuperación de los archivos y la consiguiente dispersión de los registros.
Tampoco debe minimizarse el papel desempeñado por las resistencias más o menos explícitas en el ámbito académico e historiográfico hacia el tratamiento de estos temas, asentada en visiones hegemónicas durante años que desdeñaban, tras el argumento de la "profesionalización" de la Historia, cualquier lectura de períodos aún controversiales como sospechada de "ideologización", postergando un necesario debate y dejando durante años el terreno libre para otras disciplinas.
Sin embargo, el relativo retraso en la investigación y la construcción de conocimiento histórico sobre la dictadura ha exhibido un significativo contraste con la difusión pública y el debate sobre el período. Y en un contexto donde la producción de conocimiento histórico sobre la dictadura avanzaba lenta y fragmentariamente, la reflexión ética y política sobre el genocidio y sus huellas en el período posdictatorial se tornó central.
Los estudios sobre la última dictadura militar comenzaron a aparecer a mediados de los 80 y se profundizaron con ritmos oscilantes en los años siguientes, relevando el interés de diversos cientistas sociales quienes, desde la sociología, el derecho, la economía o la ciencia política, aportaron al conocimiento de algunas facetas del régimen militar. Asimismo, el panorama se vio nutrido de textos provenientes del periodismo de investigación, la literatura testimonial o las memorias y la producción ensayística, evidenciando la limitada presencia de los historiadores en sus aportes a este campo del conocimiento.
En los últimos años, y si bien aún no se ha traducido ampliamente en el mercado editorial, la indagación histórica sobre el período ha adquirido una mayor complejidad, por la incorporación de abordajes novedosos, las investigaciones de corte local o regional, los estudios sobre la memoria o las perspectivas que utilizan en forma privilegiada la historia oral y el análisis de las actitudes y comportamientos sociales.
Podría sostenerse sin dudar que aún hoy sigue existiendo una disociación evidente entre el "saber qué pasó" de porciones importantes de la sociedad y las investigaciones académicas. Si bien en las últimas décadas la labor de los organismos de derechos humanos ha sido fundamental en el sostenimiento de la demanda de verdad y justicia, aún resta avanzar en la investigación histórica, ingresando en el análisis de temáticas que no han sido suficientemente exploradas. Evitando la condena y apelando a la explicación y la comprensión, la construcción de renovadas perspectivas sobre la dictadura sigue siendo, a treinta años del golpe de Estado, una deuda pendiente para los historiadores.
Gabriela Aguila es historiadora. Dirige la Escuela de Historia de la Universidad Nacional de Rosario
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En La Calamita. Laura Repetti y Mariana Flores sobrevivieron al centro clandestino.
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