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 domingo, 19 de marzo de 2006  
Cartas, memorias y relatos de ex prisioneras políticas
Las palabras que vencieron a la oscuridad
En una experiencia inédita, 112 mujeres detenidas durante la dictadura en la cárcel de villa devoto reunieron sus historias en "Nosotras, presas políticas", un libro que se publica a fin de mes

Villa Devoto, 11 de abril de 1977

Hola mi querida familia:

cómo están ustedes, me enteré que estuvieron preocupados porque no recibieron carta pero no fue culpa mía, sino que estuve sancionada por 15 días en los calabozos de castigos, llamados en el idioma carcelario, los chanchos, y a las que vamos a parar allí nos llaman las chancheras, el motivo de la sanción, bueno, para qué extenderse en los motivos si ya se ha pintado solo, siempre en la cárcel hay un motivo para que te sancionen, esta vez fue por la requisa que quería que nos desnudáramos y eso no es posible, va contra todas las normas de moral que nos han inculcado en la escuela, en la iglesia y en nuestra querida familia y no lo pudimos permitir y así fue que ochenta y seis compañeras fuimos a parar a los calabozos. La vida allí es inhumana, hay una total falta de higiene y la atención médica casi nula. A las seis de la mañana te retiran el colchón y las 2 mantas, a esa hora te sacan al baño y a lavarte los dientes (solamente 2 veces al día podés ir al baño) luego te sacan a ducharte, por supuesto que sea invierno o verano el agua sale helada, te llevan el almuerzo, la cena y el mate cocido y a las 22 horas te entregan nuevamente los colchones, pero muchas veces te lo llevan a las 11 o 12 de la noche y el primer día recién lo entregaron a las 2 de la mañana, no tenés absolutamente nada dentro de la celda, nada más que 2 suéteres de abrigo, todo lo que allí entra es una cama adosada a la pared y vos, que caminás todo el día por un amplio terrenito de dos baldosas y media, y allí pasás el día caminando mucho y recordando tantas cosas, desde que sos muy chica, el barrio, la familia, en fin todos los recuerdos se te aparecen a cada rato. La vuelta fue muy esperada y muy linda. Las compañeras de mi celda me extrañaron muchísimo y la noche que me trajeron al segundo piso ellas estaban despiertas esperándome, me habían preparado pan frito con azúcar, me habían guardado cigarrillos y además me habían hecho un bolsito hermoso para colgar de la cama para guardar biromes, los sobres, chucherías (que le llamamos bolsillero) otro bolsillero más grande donde guardo la ropa interior y la de cama y un bolso grande para colgar en la burra (que es el ropero que hay en la celda) para guardar las remeras. Eso fue para la primera noche; a la mañana siguiente fue una locura cuando salimos al recreo y nos encontramos con todas las compañeras, un griterío, una alegría, todas decíamos que habíamos vuelto más lindas, nos cantaron algunas canciones que inventamos alusivas al calabozo, nos cebaron mates y nos contaron todo lo que nos habían extrañado. Todos los días que estuvimos sancionadas nos mandaron abrigo, jabones, papel higiénico, algodón, preguntaron siempre por nosotras, lo que nos podían mandar nos dieron todo aun a costa de quedarse sin nada. Además el día domingo a la tarde nos hicieron un regalo a cada una con una tarjeta y un póster para colgar en la celda, a mi me tocó un pañuelito con mis iniciales y además las compañeras de mi celda me hicieron otro regalo, un bolso grande para guardar pulóveres con un conejo bordado, porque en la celda me dicen conejo y creo que es por los dientes un poco largos que tengo. Fue muy hermoso el recibimiento que nos dieron y todo el cariño demostrado. (...) Bueno esto tal vez se vuelve a repetir pero como siempre trataremos de sobrellevarlo honrosamente como corresponde. Mis queridos, los quiero mucho, los besa.

Adriana

Villa Devoto, 24 de julio de 1977

Querida Mamá:

¿Cómo estás? Muchas gracias por los depósitos y por la ropa que me trajiste. Cuando vi los cigarrillos saltaba de contenta. Era un día muy feo el que viniste y me imaginé la bronca que te habrás tragado de estar esperando en la cola. También recibí tu carta y la hermosa foto de Mariana donde está despampanante, tiene la mirada triste del flaco y acá causó sensación. Lástima que no se vean los abuelos pero tengo cachitos de sus cuerpos. El abuelo está tan delgado que me asusta, cómo sigue de su salud. Mamá si por las dudas estoy sancionada para el cumple de Mariana comprale un librito de cuentos de animalitos y decile que se los mando yo y luego contame qué animalitos tiene para que yo pueda armarle historias así comparto algo de su mundo con ella. Ojo que no estoy sancionada pero por las dudas. También quisiera que le empieces a leer mis cartas o sea ella está cada vez más abierta para comprender todo lo que está pasando con su mundo, con el nuestro. A los tres años comienza a tener una vida social acelerada donde incluye el mundo como parte de ella por primera vez, está claro que es un proceso y que ella ya lo viene haciendo pero ahora más que nunca o no se habla de problemas particulares delante de ella o si se lo hace, se lo hace abiertamente sin ocultarle nada porque perciben lo oculto con mucha rapidez y van creando sombras en su crecimiento que les generan vacilaciones de todo tipo. Cada vez va a sentir la ausencia de sus padres, generado por la falta nuestra, por la presencia de vos y Juan Carlos y porque en la guardería los niños están con sus padres, hablan de sus padres y ella advierte esta solución. Si lo llama papá a Juan Carlos hay que decirle que no lo es (que no lo tome a mal Juan Carlos porque gracias a él Mariana tiene una figura masculina para balancear tanto mujererío alrededor de ella) pero ella tiene que discriminar con firmeza cuál es su solución objetiva, qué pasa con su madre y con su padre. Sólo diciéndole la verdad ella crecerá sobre una base sólida, sabe que su abuela no le miente, de lo contrario dudará poco a poco de ella o de otros y crecerá la desconfianza de la madurez de los mayores. (...) Bueno, basta de pedidos, la próxima vez le escribo a Jorge porque quiero llegar a él con todo mi cariño así como mi dolor por su problema. Cariños para los abuelos, tía Teresa, Juan Carlos, un abrazo especial para Mamina y otro grande, grande para vos. Te quiero mucho, cariños de las chicas para todos.

Mirta

Villa Devoto, Buenos Aires, 3-11-77

Querida mamina:

bueno, me he decidido a escribirte a pesar de que no tenía muchas ganas de hacerlo. Me encuentro en el hospital desde el domingo a la noche, no sé hasta cuándo estaré aquí, pero espero irme pronto al celular. No tenía ganas de escribirte porque indudablemente tenía que contarte cómo me encuentro y mi estado de ánimo que te imaginarás que no es muy bueno, cuando ayer en el hospital falleció una compañera. Mamita querida, fue terrible y no pudimos hacer nada de nada. Se nos murió al lado nuestro, se nos fue de las manos, se nos fue muriendo de a poco y sólo nos dimos cuenta cuando ya estaba muerta. La noche anterior nos habíamos quedado toda la noche cuidándola, tenía un ataque de asma fuerte, pero ya le había ocurrido antes y siempre había salido, nos decía que se sentía morir, hablaba de sus niños, nos decía que no daba más y nosotras le exigíamos que pusiera la voluntad para recuperar la respiración normal ya que estábamos convencidas que era un shock emocional como había dicho un médico y una enfermera. En el día siguiente, a la mañana, a las ocho más o menos entró en un estado de somnolencia que nosotras lo atribuimos a su falta de descanso durante la noche. (...) A las cinco de la tarde, estando permanentemente al lado de ella, y cuando quince minutos antes la había visto la enfermera, la notamos un poco fría y con un pulso imperceptible; llamamos urgente a la enfermera, vienen médicos, que no habían venido en todo el día, le hacen masajes al corazón, la tiran al suelo, la golpean pero ya era tarde, no se recupera y se la llevan muerta en una camilla. Yo nunca había visto morir a nadie, sentí algo helado era el corazón, miré todo lo que sucedía como en sueños y una oleada de rabia e impotencia me fue cubriendo sin que pudiera derramar una lágrima hasta el día de hoy.

Recobré las fuerzas y comencé a atender a las compañeras que se desmayaron o recién operadas que se sensibilizaban más por la situación. Éramos pocas en la sala en pie y empezamos a trabajar, sin pensar en nada. Y hoy estoy aquí, mamita linda, con ganas de abrazarte y echarme a llorar en tus brazos, aquí no puedo, aquí hay mucho que hacer y hay compañeras bastante mal psíquicamente que mientras estemos aquí nos necesitan. Aquí estoy, con una profunda tristeza ahogando el trago más amargo desde que estoy presa, sintiendo un dolor tan grande que no puedo explicarte nada más. Yo, no tengo nada grave, me trajeron por mis vómitos y diarreas a hacerme un estudio y radiografías, no sé lo que tengo, pero estoy un poco mejor y con ganas de irme de este hospital y no volver jamás. Los resultados me los darán mañana y espero que me den un tratamiento adecuado y una dieta ya que no puedo comer cualquier cosa. No sé hasta cuándo estaré aquí, así que tratá de averiguar bien porque la visita aquí es un día diferente, y son los lunes a las 8 de la mañana. Maminita, ahora me voy despidiendo, mandale un beso muy grande a Lito para su cumpleaños, y un beso enorme a toda la familia. Si lo ves a Mariano el siete, mandale mi cariño hacia él y decile lo mucho que lo quiero y lo extraño y decile también que vamos a festejar con las chicas su cumpleaños (...). Un beso para todos y hasta luego.

Graciela
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Detrás de los muros. La cárcel de Villa Devoto, uno de los establecimiento que recibió a los presos políticos que eran legalizados en la dictadura.

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