A 30 años del golpe: frases que hicieron historia

Declaraciones reveladoras de dirigentes e intelectuales en los comienzos de la cruenta dictadura militar

Dirigentes e intelectuales argentinos desplegaron un amplio abanico de declaraciones días antes y después del golpe de Estado que dio inicio a siete años de sangrienta dictadura.

"Un golpe sería un grave error histórico. En ocho meses el pueblo repudiará a este gobierno inepto (por el de María Estela Martínez de Perón) y dará al país una conducción honesta y jerarquizada", dijo Fernando de la Rúa, por entonces senador nacional, el 22 de marzo de 1976.

Un día antes, el ex ministro de Economía Alvaro Alsogaray había asegurado: "Critico a algunos dirigentes socialdemócratas de diversos países que, en nombre de la seudodemocracia que practican, no vacilaron en atacar a quienes en el mismo momento habían logrado contener al comunismo".

"La felicidad con que, en California, escuché a (el historiador, escritor y ensayista Ricardo) Caillet-Bois dar la noticia de que ahora estábamos gobernados por caballeros, como son los militares, y no por el hampa. Cuando me informó sobre el golpe, nos abrazamos y lloramos", afirmó Jorge Luis Borges, el 13 de mayo.

Por su parte, Francisco Paco Manrique (Partido Federal) opinó que "el gobierno muerto está siendo desalojado". También que "se asiste a la liquidación de la pandilla".

"El 24 de marzo no hubo ningún golpe convencional ni con variaciones. Un golpe es una imposición unilateral de un sector o sectores contra uno u otros sectores", expresó Jorge Paladino, ex secretario general del PJ y delegado personal de Juan Domingo Perón.

Según Paladino, "las Fuerzas Armadas no hicieron más que aceptar un pedido general, tácito y/o expreso de la ciudadanía para encarar, con su intervención, una crisis de supervivencia de la Nación que las instituciones formales y las organizaciones civiles demostraron ser incapaces e impotentes de resolver".

"No creo que haya golpe y confío en la sensatez de nuestras Fuerza Armadas", señaló Deolindo Bittel (presidente del PJ) al concluir el 23 de marzo, al salir por última vez de la Casa Rosada.

Ese mismo día, las 62 Organizaciones declararon: "El movimiento obrero siente un profundo respeto por sus Fuerzas Armadas porque no ignora que sus filas se nutren de nuestros hijos. Sabe de sus valores y de la conciencia de patria que las anima. Confiamos en la responsabilidad de ellas y en la fortaleza moral que les impedirá atentar contra la voluntad soberana de todo el pueblo argentino".

"Perón, Evita, ahora Isabelita", enfatizó, en tanto, medio centenar de mujeres que en la Plaza de Mayo vitorearon al gobierno, minutos antes de que el helicóptero que transportaba a la presidenta despegara de Balcarce 50 para no regresar, el 24 marzo.

"Chau Papa, hasta mañana... Esto hay que festejarlo con champán. Todo se ha disipado", de Bittel a Osvaldo Pappaleo, luego del despegue del helicóptero y sin saber que la presidenta nunca regresaría a su despacho.

Tras el golpe, Jorge Antonio, influyente empresario e íntimo de Perón, dijo acerca de su amigo: "Era un hombre mayor y enfermo. Fue rodeado por una verdadera banda de delincuentes que se ocupó de sus intereses personales y de grupo".

El 21 de marzo, Ricardo Balbín, entonces jefe de la UCR, había asegurado: "Conozco todos los rumores, sé de todas las inquietudes que se conjugan en movimientos en las Fuerzas Armadas, las más meritorias que he visto. Las que soportaron todo, las que enterraban a sus muertos y hablaban de las instituciones. Estas Fuerzas Armadas argentinas, sin vocación de poder, están ahí defendiendo y sufriendo".

"Me borré", fue el sincericidio de Casildo Herrera, líder de la CGT, cuando estaba en Uruguay huyendo de los rumores de golpe, el 23 de marzo.