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 domingo, 19 de marzo de 2006  
Editorial
Tabaco: se viola la ley

En muchos bares y restaurantes de la ciudad no se cumple con la norma que prohíbe fumar en lugares cerrados, públicos o privados. Además de transgredirse la norma, que debería ser sancionado con severidad, quienes sí la cumplen se perjudican porque sus clientes fumadores van a consumir a otra parte. Una injusticia.

Antes de la finalización de 2005 la Legislatura provincial sancionó la llamada ley antipucho que prohíbe fumar en lugares cerrados, sean públicos o privados, en todo el territorio santafesino. Esta semana, el Concejo Municipal de Rosario adhirió a esa norma y ratificó la voluntad de los legisladores, representantes del pueblo, que la sancionaron.

Sin embargo, particularmente en esta ciudad, la ley no se cumple o se interpreta de una manera antojadiza. Muchos comercios dedicados a la gastronomía violan la legislación y permiten a sus clientes fumar sin ningún tipo de restricciones. Habilitan un sector para fumadores y mantienen allí a la gente que todavía no logró dejar el perjudicial hábito que daña la salud.

Con sólo hacer una recorrida por bares o restaurantes céntricos, algunos a muy pocas cuadras de la Municipalidad y el Concejo, se podrá advertir cómo los dueños de los locales no acatan la legislación. Tampoco, es cierto, hay nadie dispuesto a hacerla cumplir. Como es típico en la Argentina, cada uno interpreta a su manera los alcances de la prohibición: "Todavía no hay sanciones", "Los locales grandes pueden tener un lugar para fumadores" o "Es imposible cumplirla", son algunos de los argumentos que se utilizan para no acatar la letra de la norma.

Toda violación de la legislación vigente debería ser penada por los poderes pertinentes porque ello hace a la vigencia de la democracia y del Estado de derecho. Lo otro es el caos y la anarquía.

Pero, además, esta situación conlleva una sería injusticia para quienes sí cumplen con el mandato de los legisladores. Sus comercios, sean bares o restaurantes, sufren una merma de clientes fumadores que eligen aquellos lugares donde nadie impedirá encender un cigarrillo. Es decir, el que implementó los cambios necesarios en los locales, se enfrentó con sus clientes en alguna que otra discusión, se perjudica económicamente. Es una realidad que las autoridades deben enmendar de inmediato porque caso contrario se generalizará la transgresión de la ley.
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