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 domingo, 19 de marzo de 2006  
El Titanic y Reutemann

Carlos Duclos / La Capital

Cuando las acciones son anárquicas los destinos son impredecibles. Esta es una verdad tan clara en la cuestión social y política que no resiste el menor análisis. La otra verdad que no puede dejar de soslayarse, a la hora de una reflexión con visos de objetividad, es que cuando las acciones son mezquinas los logros no pueden ser sino paupérrimos. El partido oficialista en la provincia de Santa Fe ha comenzado a moverse, alentado por la realidad que tiene frente a sí: el avance, al menos mediático y propagandístico en toda la provincia de Santa Fe, del socialismo popular de la mano del diputado nacional Hermes Binner. Pero esta movida justicialista es un tanto anárquica, a veces sin cohesión, más emocional que racional, más aderezada en ocasiones por las mezquindades sectoriales que por las entregas desinteresadas. Lo que decía el fundador de este movimiento: "Primero la Patria, después el movimiento y por último los hombres", es apenas un recuerdo, si lo es. En realidad parecería que el peronismo, como institución política, es sólo un recuerdo.

Varias son las reuniones en las que intervinieron altos dirigentes justicialistas y que han servido para mover un poco a esta nave al garete, sin orientación clara, ni propósito determinado. Se nota que los tripulantes del barco, aquí llamado Titanic alguna vez, no quieren hundirse, desean navegar a puerto firme, pero no tienen en el puente de mando, por el momento, a alquien que se haga cargo de la capitanía y la conducción.


Lo que natura non da...
En ese marco, en la cubierta del transatlántico algunos oficiales y tripulantes hacen reuniones y arengan a los pasajeros. Por un lado, el recientemente ascendido Agustín Rossi, ungido por Kirchner presidente del bloque de la Cámara de Diputados y enviado especial a la provincia de Santa Fe para hacer campaña de la mano de la vicegobernadora María Eugenia Bielsa, ha realizado varios actos. En el último estuvieron presentes, entre otros, dirigentes de la Liga de Intendentes. Tanto Rossi como Bielsa no aparecen hoy con posibilidades ciertas de ir más allá de determinados límites políticos aun cuando gocen del favor presidencial. En la vida del ser humano, y en todos los ámbitos, es aplicable aquella máxima: "Lo que natura non da Salamanca non presta". No basta con la palmada presidencial y esto quedó notoriamente demostrado en las últimas elecciones. Por otra parte, y como decía un avispado observador político: "A Rossi no se lo puede incluir en la movida justicialista porque: ¿no es del Frente para la Victoria?". Otro dirigente del mismo partido se pregunta: "¿Rossi candidato a gobernador? El presidente no puede querer eso y si lo quiere el mensaje debe leerse claramente: que el presidente lo quiere a Binner como gobernador de la provincia".

Por otro lado, se observan en la escena justicialista otras reuniones en el sur provincial auspiciadas por el Partido Justicialista. Dos últimas fueron trascendentes no sólo por el peso de la dirigencia, sino por la cantidad de los asistentes. Anteayer una realizada en Armstrong, presidida por Norberto Nicotra, presidente del partido y la concurrencia de muchos dirigentes importantes (se habla de no menos de 130 asistentes) entre ellos algunos de relevancia como la senadora reutemista Roxana Latorre y el doctor Angel Baltuzzi. Por otro lado, días pasados, legisladores provinciales, intendentes y otros dirigentes del norte realizaron una importante reunión en Pilar a la que adhirieron incluso senadores y dirigentes del sur, como Jorge Malugani y a la que no faltó el ministro de Obras y Servicios Públicos de la provincia, Alberto Hammerly y el presidente de la Cámara de Diputados, Edmundo Barrera. Otra serie de acciones menores se suceden en otras regiones del territorio santafesino. Es decir, toda la tripulación corre por la cubierta del Titanic, alarmada por la presencia del iceberg que lleva un puño cerrado con una rosa roja en la cúspide y que podría hacer sucumbir los sueños de llegar a tierra firme a la gigante nave santafesina en el 2007.


Un iceberg temible
En este marco, es posible que algunos tripulantes de la nave vean al iceberg demasiado cerca y clamen por la presencia del capitán cuanto antes en el puente de mando. Y en el temor, es probable también que entre otros tripulantes se generen disparidades, disputas y haya hasta huevos lanzados, como dicen que recibió hace unas horas el frente de la casa de la diputada provincial Adriana Cavutto, una reutemista de pura cepa. Claro, el pánico no controlado siempre termina enfrentando a los del barco comprometido lo cual, por supuesto, supone una muerte segura. "Sería bueno -dijo un peronista después de la reunión de Armstrong- que se pusiera en práctica lo que se dijo allí: Es muy importante no cometer errores y evitar falsos enfrentamientos dentro del PJ. Tengamos presente que nuestros adversarios lucran y potencian nuestras diferencias". Pero lo huevazos no se condicen con ese sueño de unidad.

Y en medio de todo esto cabe la siguiente pregunta: ¿por qué la única figura del justicialismo capaz de evitar el desastre habría de tomar el timón en esas condiciones? ¿Por qué habría de apresurarse a realizar maniobras comprometedoras, especialmente, además, en un momento del país en donde todo está enrarecido? La renuncia indeclinable del gobernador de Santa Cruz, la falta de inversiones, la economía en general sostenida por subsidios, la endeblez política y otras cuestiones del orden nacional e incluso provincial llevan a la pregunta: ¿por qué ir en cuarta, con nervios y a los gritos, cuando se debe ir en segunda?

Pero pocos entienden esto y fieles a la tradición, oficialistas y opositores están en campañas por momentos demasiado apasionadas. Y lo están a pesar del malhumor de la sociedad que debe asistir a que se hable y se haga más en función de las elecciones del año 2007 que de cuestiones que aporten al bien común. "Entonces -vuelven a preguntarse algunos-, ¿por qué debería el senador nacional Carlos Alberto Reutemann sumarse a esos movimientos?". No hay respuestas razonables. Hace unas horas el propio Reutemann le habría dicho a un importante empresario de Rosario: "A mí despéguenme de candidaturas y del reutemismo, además es el justicialismo en su conjunto el que debe movilizarse". ¿No es toda una señal? El ex gobernador, acostumbrado a correr a más de trescientos kilómetros por hora, sabe que los volantazos suelen ser peligrosos y que las curvas deben ser tomadas a la velocidad justa y con el cambio adecuado, a veces sin prisa, lo que no significa que con pausa. Lo contrario implica comerse el doblez y quedar fuera de carrera. Claro, tampoco hay que engañarse, más tarde o más temprano el Titanic santafesino necesitará a Reutemann. Salvo, claro está, que otro barco más gigante lo esté aguardando para ser conducido o que el senador no suba al Titanic harto de ciertas insensateces.
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