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domingo,
19 de
marzo de
2006 |
El arte de las odaliscas
Las danzas árabes son un arte de baile relacionado a los pueblos que tienen este idioma como lengua materna. Su origen es egipcio y data de 3000 años AC.
Esta larga historia, llena de invasiones y conquistas, obligó a que se mezclen, fusionen y enriquezcan las danzas, costumbres y ritmos de diferentes grupos, países y regiones; como también que varíe el significado social atribuido a las ejecutantes de este arte.
En los comienzos, las danzarinas rendían culto a los dioses considerándose un elemento sagrado. Luego, estos ritos religiosos fueron abolidos y la práctica de esta danza se transformó en expresión popular. Posteriormente estas prácticas se prohibieron y en la Edad Media resurgió con las esclavas artistas que animaban las fiestas de sus amos.
En el siglo XIX europeos en busca de nuevas culturas viajaron a países exóticos y descubrieron la danza del vientre llamándola Raks Sharqui. A mediados del siglo XX fue reconocida también por los americanos, quienes la nombraron Belly Dance. Esta expansión llegó a nuestro país y a nuestra ciudad.
Actualmente no sólo se reconoce la danza del vientre como una disciplina estéticamente hermosa y técnicamente rica, sino que, además, áreas relacionadas a la salud y el bienestar la recomiendan como beneficiosa a nivel personal ya que su práctica correctamente guiada favorece el sistema cardiovascular, mejora la figura, fortalece el esqueleto y las articulaciones, entrena la zona de la pelvis relacionada con el parto y el embarazo, corrige vicios posturales y fomenta la creatividad y la integración grupal.
En la base técnica de la danza de odaliscas se encuentra una importante conciencia corporal que logra producir la disociación de las partes superior e inferior del cuerpo. Por ejemplo, los brazos generan movimientos suaves, ondulantes, que hipnotizan al espectador mientras las caderas realizan una inimaginable cantidad de figuras y movimientos fuertes.
Para identificar los distintos ritmos árabes (y sus respectivos estilos) las bailarinas escuchan los sonidos graves (los "dum") y los sonidos agudos (los "tac") del principal instrumento de percusión de esta música, el derbake (originalmente su cuerpo es realizado de barro cocido y su parche de cuero de vaca o cabra).
Así es como los dedos del músico percuten el derbake produciendo vibraciones sonoras. Al unísono, las caderas de la bailarina, independientes del resto de su cuerpo, golpean el espacio generando movimientos rítmicos.
Ayelén A. Savini
Bailarina y coreógrafa
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