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 sábado, 18 de marzo de 2006  
Por sorpresa. Los hampones maniataron a siete personas, entre abogados y clientes de un bufete de la zona sur
Tres hombres se llevaron 4.000 dólares de un estudio jurídico
Los ladrones tocaron timbre con la excusa de "hacer una consulta" y de inmediato desenfundaron sus armas

Tres hombres armados y a cara descubierta asaltaron anteayer un estudio jurídico en la zona sur de la ciudad, de donde se llevaron cuatro mil dólares, algunas alhajas y teléfonos celulares. Los hampones actuaron de manera intimidante con sus víctimas, siete personas entre abogados y clientes, lo que no les impidió tener un buen gesto cuando le permitieron a una mujer inválida permanecer sentada en una silla sin atarles las manos.

El golpe duró unos 20 minutos y ocurrió poco después de las 18.30 del jueves, en el estudio jurídico de los abogados Alfredo Messina y Jorge Galigani, ubicado en Sarmiento al 5200. En ese momento se encontraba otro letrado de apellido Lamagnna, cuatro clientes y una empleada.

Todavía shockeado por el mal trance que debió soportar, ayer Messina contó a La Capital lo sucedido. "Estaba en mi oficina con dos mujeres, que no eran específicamente clientas sino que habían venido a hacer una consulta. En otro cuarto estaban Galigani y Lamagnna y, además, había otras dos personas esperando turno y nuestra secretaria", comentó el letrado.

Eran entre las 18.30 y las 18.40 cuando alguien tocó timbre. Como la puerta de calle del inmueble suele estar permanentemente cerrada con un pasador, la empleada se acercó para preguntar quién era. Entonces se encontró con dos hombres que dijeron llegar al estudio en busca de asesoramiento legal por un problema laboral.

Cuando la mujer les franqueó el acceso, de inmediato desenfundaron pistolas nueve milímetros. Enseguida apareció en escena un tercer maleante. Al menos dos de ellos vestían vaqueros y ropa de trabajo. Con pocos movimientos, los hampones dominaron la situación.

La sorpresiva irrupción del trío hizo que los abogados pensaran que se trataba de una represalia por alguna cuestión propia de la profesión. "Se metieron en la oficina y sinceramente creí, en una primera impresión, que podría tratarse de una venganza o represalia", recordó Messina.

Sin embargo, los delincuentes no dejaron lugar a dudas. "A mí y a una de las señoras nos hicieron tirar al piso y nos ataron las manos con precintos de plástico. Por suerte a la otra mujer, que sufre una dificultad severa para caminar y necesita bastón, la dejaron sentada en la silla", recordó el abogado.

Durante los minutos que duró el asalto nadie resultó herido, aunque los maleantes nunca dejaron de mostrarse intimidantes. "A mi socio lo golpearon un poco, pero en general no hubo violencia, salvo las clásicas amenazas de muerte. En ese sentido, nos hicieron pasar un mal momento del que uno no se repone fácilmente, especialmente yo que tuve en el pasado problemas cardíacos", agregó.

Con todas sus víctimas fuera de juego, los delincuentes pidieron ser conducidos hacia donde se encontraba guardado el dinero. Así lograron obtener unos cuatro mil dólares. "A esa plata hay que agregar unos anillos de oro y un par de celulares. A mi socio le llevaron también documentación", describió Messina.


El malo y el bueno
El abogado sostuvo que los dos delincuentes que alcanzó a ver demostraban diferentes actitudes. "Uno estaba muy nervioso y agresivo, mientras que al otro se lo veía mucho más tranquilo. Parecían actuar como el malo y el bueno. Para mí eran profesionales, aunque me parece que el robo lo hicieron al voleo porque en el estudio no solemos hacer grandes operaciones con dinero", especuló.

La escena terminó con los ladrones escapando por el mismo lugar por donde ingresaron. "Al parecer -indicó la víctima consultada- ningún vecino los vio salir. No sabemos si había gente esperándolos afuera en algún vehículo. Mi socio denunció el asalto al juzgado de instrucción en turno. Es la primera vez que nos pasa algo así. Nosotros nos especializamos en derecho civil, aunque también hacemos muy pocos casos penales".
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El trío llegó al lugar el juieves, al caer la tarde.


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