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sábado,
18 de
marzo de
2006 |
La huelga
en Aerolíneas
Adhiriendo a la falacia total, como es ya la regla en muchas argumentaciones de gremios irresponsables que creen que quien escucha o lee pertenece a un rebaño descerebrado y aquiescente, los gremialistas de Aerolíneas Argentinas que pararon abruptamente por 24 horas pretenden hacer creer que "el derecho del cliente pasó a convertirse en el derecho a la violencia" (sic) (La Capital del 10 de marzo, pág. 18) y "el pasajero es una verdadera amenaza para el trabajador aeronáutico" (otra vez sic). Lo verdaderamente asombroso es el coraje de semejantes expresiones. Gente tirada en los aeropuertos, gente abandonada, gente ya sin dinero y sin esperanza de viajar, gente que no recibió ni explicaciones, ni hoteles que los alojaran, ni vales para una comida que los alimentara, tenían por lo visto que aplaudir la agresiva medida que los condenó al sufrimiento. ¿Es que el activista orgulloso de "sus" derechos no pensó que esa actitud repentina sí es violencia psíquica y física? ¿Es que el irresponsable dirigente del gremio no asumió que ellos son el "flagelo" que desprestigia a la Argentina ante sus compatriotas y ante los extranjeros que cada vez desconfían más de nosotros? ¿Es que ese señor tan feudal, tan arbitrario, tan indiferente y despótico no vio a la niñita de seis meses enferma y traqueotomizada que no podía llegar a Misiones y padecía su sonda nasogástrica en un medio altamente contaminado? ¿Tampoco lo conmovió el llanto de esa mamá de Ushuaia que tres días antes había parido a su beba en Buenos Aires y, con ella en brazos y un bolso en su hombro, sólo contaba con su propia leche para alimentarla, nada para su subsistencia y mucho menos un lugar adecuado para la higiene de ambas y su imprescindible reposo? Que recapaciten el gremio y sus dirigentes, y que, a quienes les corresponde velar por los argentinos, apliquen las justas sanciones por tal atropello.
Olga Bressano, DNI 5.543.291
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