Formosa: Bañados de la Vuelta Hermosa

La Estrella es una reserva ecológica de diversidad comparable al Gran Pantanal o los Esteros del Iberá

La provincia de Formosa atesora una reserva ecológica comparable al Gran Pantanal brasileño y a los Esteros del Iberá correntinos. Es el bañado La Estrella, un ecosistema formado por los desbordes sucesivos del río Pilcomayo, que ocupa unas 400 mil hectáreas.

El bañado está en una región de transición climática y representa una cuña subtropical en la provincia, cuyo nombre sigue la huella de la Vuelta de Formosa o Vuelta Hermosa, la denominación de una marcada vuelta del río Paraguay donde se asentaron los primeros pobladores de la región.

El bañado muestra una alfombra de camalotes, repollitos de agua y enredaderas acuáticas que trepan a los árboles y los tapizan cuando la humedad los vuelca sobre el suelo. El aspecto que toman esos esqueletos se ganaron el nombre de Champales entre los lugareños. Es una vegetación característica de las zonas subtropicales húmedas, con bosques de aliso que colonizan bancos de arena o áreas de derrame fluvial.

Los visitantes aseguran que la cantidad y tamaño de los yacarés son asimilables a los del Pantanal. Para la curiosidad de los apasionados o advertencia a los temerosos, los enormes reptiles están acompañados de caranchos, chajáes, garzas, patos, osos meleros y tapires junto a las menos simpáticas yararás o víboras de cascabel.

Osos hormigueros, lobitos de río, nutrias y cigüeñas son otra parte de la fauna que vive en ese bosque peculiar. Su techo está compuesto de algarrobos, quebrachos, mistoles, guayacanes y palos santos que cubren un nivel más bajo donde se encuentran chañares, palos matacos, duraznillos y vinales.

El bañado tiene entre 200 y 300 kilómetros de largo y un ancho que fluctúa entre los 10 y 20 kilómetros. Parte del bañado es atravesado por el Trópico de Capricornio, que determina una temperatura media anual de 23 grados, con lluvias que alcanzan los 600 milímetros entre octubre y abril. Esas condiciones configuran el microclima que dio lugar a esa formación subtropical en medio de la región semiárida de la región chaqueña.

Una extensión de 700 metros sobre la ruta provincial 28, 45 kilómetros al norte de Las Lomitas, fue cubierto de piedras para permitir el tránsito de vehículos a través del terreno anegadizo. El lugar es denominado Vertedero, y allí se pueden ver sábalos a los saltos, en tenaz lucha contra la corriente.

Ese tesoro de la naturaleza recibe a los viajeros que no le temen a los animales y con temperamento templado al movimiento imprevisto de los árboles. Es un destino promocionado para los aventureros y que está abierto al turismo entre abril y octubre. Después de esa fecha, el comportamiento de las lluvias vuelve inviables las visitas a una de las tres reservas ecológicas más importantes de América del Sur.