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 domingo, 12 de marzo de 2006  
[Perfiles] - Juan Gelman
Volver al primer amor
"Violín y otras cuestiones", el primer libro del poeta, acaba de ser reeditado por Seix Barral, con el prólogo original de Raúl González Tuñón

Jorge Boccanera

Hace cincuenta años Juan Gelman publicaba su primer libro, "Violín y otras cuestiones" en el que asomaban algunas de las obsesiones que trabajará luego reformulando con tono coloquial y con imágenes fulgurantes. Ese libro, con el prólogo que le escribiera en esa ocasión una de las grandes voces de la poesía argentina, Raúl González Tuñón, acaba de ser reeditado por la editorial Seix Barral en el marco de una serie de homenajes al poeta.

Asomaban ya en "Violín y otras cuestiones" los ejes recurrentes de una extensa obra que se irá conformando en base a la originalidad en el tratamiento del lenguaje y de sus núcleos temáticos: lo maravilloso cotidiano, la ciudad, la plenitud de ser junto a los demás, el amor, la bronca del marginado y su lucha por dignificarse, el hecho creador siempre aferrado a lo azaroso. El libro contó con dos favores significativos; el primero, haber sido editado originalmente por ediciones Gleizer, llamado "el último romántico de los editores", que ya había impreso obras de Jorge Luis Borges y Raúl Scalabrini Ortiz.

Luego, el prefacio de González Tuñón. El "maestro", que solía acercarse a las múltiples actividades que los jóvenes desarrollaban por entonces, presenció por esos años una lectura de poesía en el teatro La Máscara, y se sintió atraído por los textos de Gelman.

En ellos observa una voz porteña y cosmopolita al mismo tiempo; de "forma ágil, fresca, variada en tonos y matices", solidaria, aunque lejos del editorialista en verso, tanto como del "evadido de la realidad". Destaca así en el prólogo "no ya a una brillante promesa sino a una vehemente realidad, un poeta con acento personal" que "recién comienza y ya está maduro".

Gelman, que empezó a escribir a los nueve años motivado por lecturas diversas y por su hermano Boris, recitando a viva voz en el entorno familiar la poesía del ruso Pushkin, se integró apenas pasada la adolescencia al núcleo de poetas jóvenes que solían reunirse alrededor de la revista "Muchachos".

Luego, entrados los años 50, forma el grupo "El Pan Duro" con Rosario Mase, Hugo Ditaranto, Juana Bignozzi, Julio Arizpe, David Alvarez Morgade y Luis Alberto Navalesi, entre otros. El editor Gleizer abre una colección con el nombre del grupo, y la serie se estrena con "Violín y otras cuestiones", sumando por el mismo tiempo los libros "Bandoneón de papel" de Héctor Negro y "El tiempo es un barrio" de Julio César Silvain. Extrañamente -o no- pasa que sin ningún aparato de distribución el libro de Gelman se agota rápidamente merced a un sistema de venta mano a mano, ejemplar por ejemplar, que venden los mismos integrantes de El Pan Duro, ayudados por entusiastas familiares y amigos.

Esa madurez y originalidad, que ve Tuñón en Gelman, es también de algún modo advertida por sus pares, poetas de la misma generación. Así, Horacio Salas en el prólogo a su "Antología poética del 60", anota que en esos años: "ya se nombraba a Gelman con respeto", en tanto Alfredo Andrés en su compilación "El 60" le adjudica la "calidad de apertura" de quien "arrojó la primera piedra y dio la primera y restallante noticia de que algo nuevo empezaba para la poesía argentina".

Otros dos poetas de su misma promoción y que incluso seguirán su mismo derrotero político, Francisco Urondo y el salvadoreño Roque Dalton, escriben notas que señalan tempranamente esa capacidad de Gelman de darle la palabra a la esperanza y a la belleza en medio de los avatares que describe, y de combinar experimentación formal y hondura humana.

En una reseña a "Violín y otras cuestiones" publicada en la revista "Gaceta Literaria" -quizá el primer apunte crítico sobre la obra de Gelman- destaca Horacio Amigorena una poesía que "intenta captar la esencia vital del hombre" mediante "un modo inocente de interrogar a las cosas, a los hombres y a los hechos".

Trabajando ya versos engarzados a lo inasible, el libro se abre con un deseo: "¡Quién pudiera agarrarte por la cola/ magiafantasmanieblapoesía!" De esa especie de maldición busca librarse el creador, aunque nunca del todo. Pide: "Déjeme un poco de este maldito gozo de cantar".

Publicado originalmente en 1956, "Violín y otras cuestiones", fue incluido -sin el prólogo de Tuñón y con seis poemas menos- en una reunión que hizo en 1970 ediciones Caldén de sus primeros cuatro libros. También hay que decir que algunos de los poemas de ese primer libro están presentes en la mayoría de las quince antologías publicadas por Gelman.

De nuevo, entonces, la palabra de un poeta argentino cuyo trabajo ha sido reconocido no sólo por la crítica, sino por sus propios pares -José Saramago, John Berger, Idea Vilariño, Olga Orozco, Carlos Monsiváis, entre muchos que incluso han analizado su obra- y que sigue sosteniendo una línea clave de "Violín y otras cuestiones", la que afirma que "la poesía es una manera de vivir".
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Una manera de vivir. Así definió Juan Gelman la experiencia de hacer poesía.

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