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domingo,
12 de
marzo de
2006 |
[Perspectivas]
El misterio de Bin Laden
El analista Pedro Brieger rastrea en su libro "Qué es Al qaeda" el surgimiento del "nuevo enemigo" de Occidente y de su enigmático líder
Pedro Brieger
Bin Laden ha tenido la extraña habilidad de tener un discurso ambivalente respecto de casi todos los grandes atentados. Por un lado los elogia como si fueran parte de su red o como si de él hubieran salido las indicaciones, y por el otro niega cualquier relación y sólo alaba a aquellos que los realizan. El 28 de septiembre de 2001, apenas dos semanas después del atentado a las Torres Gemelas, en una entrevista al diario Ummat de Paquistán, Bin Laden negó categóricamente su participación en el 11 de septiembre. "Ya dije que no estoy involucrado en los ataques en Estados Unidos. Como musulmán trato de evitar decir una mentira. No tuve conocimiento de estos ataques, ni considero un acto apreciable matar mujeres inocentes, niños u otros humanos. El islam prohibe estrictamente causarle daño a inocentes mujeres, niños y otra gente. Esta práctica está prohibida incluso en el curso de una batalla".
En la entrevista realizada por Taysir Allouni en octubre de 2001 Bin Laden se refiere a las Torres Gemelas sin aceptar su participación en el atentado. Simplemente afirma que "tratamos a los otros como ellos nos tratan a nosotros. A los que matan nuestras mujeres e inocentes nosotros les matamos sus mujeres e inocentes, hasta que paren de hacerlo". En un vídeo difundido el 26 de diciembre de 2001 por la cadena Al Yazira dice que han pasado tres meses "desde los bendecidos ataques contra la infidelidad global, contra América, la cabeza de los infieles". En otro vídeo emitido por Al Yazira, el 29 de octubre de 2004, Bin Laden dice: "acordamos con el líder del grupo Mohammed Atta -considerado el cerebro del atentado (P.B.)- realizar todos los ataques dentro de los 20 minutos anteriores a que Bush y su administración se dieran cuenta de lo que sucedía. Y no imaginamos que el comandante en jefe de las fuerzas armadas americanas dejaría a 50 mil de los suyos en las dos torres a la deriva cuando estaban en la urgencia de necesitar a su líder. Estaba más interesado en escuchar las historias infantiles de cabras que en preocuparse por lo que sucedía en las torres. Por lo tanto, tuvimos tres veces más tiempo para llevar adelante el evento".
Como se puede ver, a medida que pasa el tiempo el rechazo a toda participación en el atentado a las Torres Gemelas da paso al reconocimiento de su planificación. La pregunta que queda flotando es si este cambio con el paso del tiempo no refleja justamente parte del juego retórico de Bin Laden. De todas maneras, cuesta creer que desde las montañas de Afganistán Bin Laden mantenga una estructura centralizada y jerárquica que determine qué atentados hay que realizar, dónde y cuándo. Máxime cuando las agencias de seguridad norteamericanas aseguran que Estados Unidos y sus aliados interceptan diariamente más de 650 millones de señales de radar, radio, transmisiones de satélite, llamados telefónicos, faxes, mensajes de correo electrónico, etc. No existe ningún elemento que permita creer en esta centralización, sea porque es imposible desde lo material en un país vigilado por la más sofisticada tecnología norteamericana, sea porque no existen elementos políticos que así lo hagan creer. Más aun, como lo hemos señalado, Bin Laden juega con la ambivalencia de sus declaraciones que permiten creer que está detrás de todo atentado que se realiza en el mundo, pero también deja entrever que no tiene ninguna relación con ellos y que solamente alaba a los que los realizan. Esta "laxitud" lleva a que los organismos de inteligencia y los medios de comunicación rápidamente le atribuyan cualquier atentado a Al Qaeda, y también que cualquier grupo pueda formar parte de esta red inmaterial e inorgánica. A falta de una estructura partidaria "tradicional" con una dirección política reconocida, cualquiera puede "ser" Al Qaeda(...).
Tomando en cuenta esta psicosis colectiva (o confusión) no se le puede atribuir cualquier acto a Al Qaeda, por más que aparezca su reivindicación. El discurso ambivalente de Bin Laden llevó a que se convirtiera -o lo convirtieran- en una figura respetada y temida. Cuando en 1996 Robert Fisk le preguntó sobre el asesinato de 24 conscriptos estadounidenses en Arabia Saudita afirmó que constituía "una magnífica acción en la cual (él) no había tenido el honor de participar". En un artículo publicado en la revista Time, en junio de 2001, el periodista Tony Karo se preguntaba si Bin Laden era un mito o una realidad, ya que éste "desea que se lo responsabilice por cualquier ataque que los medios de comunicación están preparados a endilgarle". Aquí es cuando se refuerzan las teorías conspirativas y aparecen los académicos que dicen que existe una guerra no convencional y de contrainteligencia entre Al Qaeda y EE.UU. Milton Bearden, quien formó parte de la CIA durante treinta años, y estuvo en Afganistán y Sudán, sostiene que "ligar a Bin Laden a todo acto terrorista conocido en la última década es un insulto"; pero para los norteamericanos parece haberse convertido en una obsesión.
Cuando identificaron a Bin Laden como el enemigo número uno, bombardearon Afganistán y ofrecieron una recompensa de cinco millones de dólares por su captura, no hicieron más que servirle en bandeja un héroe a los musulmanes, ahora perseguido por la primera potencia mundial. Los norteamericanos al convertir a Bin Laden en su "obsesión" lo que lograron fue que miles de musulmanes se le sumaran en Afganistán y -¿por qué no?- en otros lugares.
Desde la aparición pública de Bin Laden y Al Qaeda existe la intención de comprender su ideología, objetivos y práctica. Aunque existe un consenso generalizado de que los objetivos centrales de Bin Laden/Al Qaeda eran/son la expulsión de las tropas norteamericanas de Arabia Saudita, no es menos cierto que existen múltiples interpretaciones respecto de sus objetivos políticos e ideológicos. Para Fred Halliday, de la London School of Economics, una de las características de Al Qaeda es su ideología híbrida, que incorpora elementos del islam sunnita, de actitudes sectarias sunnitas contra los shiítas, mezcladas con nihilismo moderno, el culto extremo al heroísmo, el autosacrificio y las armas, retórica anti-globalización y nacionalismo. Según Halliday es una ideología que tiene una incoherencia intoxicante. Vincent Canistraro, un ex jefe de operaciones de contraterrorismo de la CIA, en su testimonio frente a la Comisión de Relaciones Exteriores de Estados Unidos pocos días después del atentado a las Torres Gemelas, afirmó que "Bin Laden quiere restablecer el Califato Islámico en todos los países musulmanes, una restauración religiosa del viejo Imperio Otomano, esta vez bajo el liderazgo del líder Talibán, el Mulla Omar. Usama ve a Estados Unidos como el principal obstáculo para concretar su objetivo".
Esta confusión respecto de su ideología y propósitos lleva a que se incluya en esta red a cualquier movimiento islámico que utiliza la violencia como arma política o que se oponga a Estados Unidos (o sea, casi todos), como si el objetivo de todos los movimientos islámicos fuera una "Yihad Global". Jonathan Spyer (un asesor de diferentes gobiernos israelíes) considera que Al Qaeda ha tejido una red de redes entrelazando movimientos islámicos de diferentes partes del mundo. Conspirativamente, incluye en esta red a grupos tan dispares como los insurgentes de Mindanao en Filipinas, de Bangladesh-Myanmar, de Yemen, Somalía, Chechenia, Georgia o los ignotos Jemmah Islamiya (del sudeste asiático), al-Ittijad al islami (del cuerno de Africa), al-Ansar Muyahidin (del Cáucaso), y muchos otros. Lo que salta a la vista es que no figura ninguno de los grandes movimientos islámicos (principalmente árabes) con extensa tradición política. Por otra parte, ¿de qué le serviría un entrenamiento militar para secuestrar aviones o colocar bombas en barcos a partidos políticos de masas como el FIS en Argelia, el Hezbolá libanés o al palestino Hamas, sólo para nombrar a algunos, cuando su objetivo político no es atacar a Estados Unidos sino provocar el cambio de régimen en sus respectivos países?
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El más buscado. Bin Laden ha mantenido un extraño discurso ambivalente en relación a los grandes atentados.
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