Sobre gustos

Gonzalo Ponzio es dramaturgo, actor y director de teatro. Fundó el recordado grupo de teatro musical La Reina C. de Java y el grupo de teatro A la vejez viruela. Dirigió, entre otras obras, "Grandes valores I" (1998); "Aún no" (1999); "El sosiego de estar en casa" (2000); "Cabeza de novia" (2003) y "Como por un tubo" (2004), todas de su autoría, y este año estrenará "A punto de aclarar" y "Esta vez sí". Es docente de teatro en el Centro Cultural Lavardén y programador de espectáculos de Sublavardén, el espacio de los subsuelos del centro cultural.

-¿Qué lugar de la ciudad te atrae?

-La costa cerca de Baigorria cuando no abundan los autos ni la gente.

-¿Qué es lo que te acerca a una persona?

-Si hablamos de acercamiento sin un propósito concreto, sin pretenderlo, es la dosis de felicidad que pareciera que tiene.

-¿Qué día recordás como algo imborrable en tu vida?

-Para mí no hay uno solo. Algunos me resultan imborrables por lo maravillosos, otros por lo terribles y a veces por las dos cosas. Para que no se me borre casi ninguno cuento con mi memoria y la de una hermana que vive en Italia.

-¿Qué obra de teatro no recomendarías?

-No creo que exista una clara receta del bodrio. En ese sentido, también se puede ser creativo. Las que seguro que no me gustan son aquellas donde se piensa que teatro es un buen texto o una puesta lujosa en vez del trabajo de los actores.

-¿Cuál es el tipo de actor que preferís?

-Algunos, por el hecho de haber trabajado juntos en forma satisfactoria, son casi fetiches para mí. A otros los elijo a partir de necesidades nuevas y los dejo ser para ver cómo funcionamos. Por lo general no tienen la misma formación, historia y/o edad. Prefiero lo heterogéneo, grupos que se sostienen a partir de la diversidad y, desde una mirada más técnica, actores maleables que puedan repetir marcaciones minuciosas.

-¿Cuál es el secreto de un buen grupo de trabajo?

-Que cada cual haga lo que se comprometió a hacer como si fuera lo más normal del mundo.

-¿Qué obra te gustaría dirigir?

-Para mí es una pregunta rara... Por lo general no me enamoro de textos sino que de algunas imágenes que van tomando forma, así que la que me gustaría dirigir, esa que no me puedo sacar de la cabeza, es siempre la que estoy dirigiendo.

-Si pudieras montar una obra en un lugar al aire libre, ¿cuál elegirías y por qué?

-Más de una vez me tentó el Monumento a la Bandera, hacer algo sin pedirle permiso a nadie abusando de su condición de lugar público. Porque es un paradigma del chauvinismo argentino y rosarino a la vez y, con algo que lo contradiga un poco, hablaría mucho de nosotros.