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domingo,
12 de
marzo de
2006 |
Derivaciones tras el asesinato del agente Sayago
Cruce de acusaciones en Las Heras por la acción policial
La ministra de Gobierno polemizó con el cura párroco
La ministra de gobierno de Santa Cruz, Elsa Capuchinelli, cruzó ayer duras acusaciones con el cura párroco de Las Heras, Luis Vicego, quien denunció actitudes autoritarias por parte de autoridades locales. La funcionaria le sugirió públicamente al prelado que opine sólo "como enviado de Dios" disgustada por la trascendencia que tuvo el hecho de que numerosos habitantes hayan pedido lugar y protección en la parroquia. El viernes y ayer la noticia recorrió el país.
La localidad santacruceña de Las Heras fue escenario el pasado 7 de febrero de violentos enfrentamientos entre policías y empleados petroleros que reclamaban el aumento del mínimo no imponible, y que terminaron con el asesinato del agente Jorge Sayago en confusas circunstancias.
El cura párroco de Las Heras, Luis Vicego, aseguró que "hay miedo" en la población tras la muerte del policía, por la cantidad de efectivos policiales y de seguridad, así como móviles recorriendo las calles.
El dignatario eclesiástico consideró "que la gente tiene miedo" y que por eso "piden refugio en la parroquia", tras los violentos enfrentamientos y las detenciones ordenadas por la Justicia y producidas por tropas de élite de la policía santacruceña.
La ministra de Gobierno sugirió que el párroco opine "como lo que es, un enviado de Dios en la tierra y que la otra tarea la deje para el juez" que investiga el caso Sayago.
Para la funcionaria, los procedimientos policiales ordenados por la jueza Graciela Ruata de Leone -denunciados por el cura y familiares de los detenidos- "son lícitos" y recordó que Jorge Sayago "fue asesinado con premeditación y alevosía".
La ministra dijo que lo que se persigue es el esclarecimiento del crimen y que paguen los responsables. Y no titubeó en señalar que ese también es el compromiso del gobierno provincial.
El parte al obispo
Respecto de la reunión que mantuvo el último viernes con el obispo, monseñor Juan Carlos Romanín, el párroco contó "que se reunió con los vecinos, se interiorizó de la situación y está asombrado con lo que pasa".
Tras sostener que sus dichos, "son avalados por el obispo y por la gente", se mostró en desacuerdo con la presencia de efectivos de la gendarmería nacional en esa localidad.
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