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domingo,
12 de
marzo de
2006 |
En Foco. La cadena cárnica se tensa
La relación entre el gobierno y el sector cárnico estalló esta semana y dejó a flor de piel los choques de intereses que dominaron el escenario de negociación entre las partes. Con argumentos cruzados una y otra parte decidieron jugar todo lo que tenían en una disputa que lleva meses. Así, después de una suba del ganado en pie que superó el 19 por ciento en sólo tres días, el presidente Néstor Kirchner y su equipo económico decidieron suspender por seis meses las exportaciones de carne y aumentar un 10% las retenciones a las carnes termoprocesadas.
El argumento oficial fue frenar el impacto que el aumento de la carne tiene sobre la inflación y no dejar pasar cualquier "suspicacia" por parte del sector ganadero. "Los precios de la carne vacuna tuvieron en los últimos días un inusitado como injustificado incremento", argumentó el gobierno en la polémica resolución 114 que firmó el viernes Felisa Miceli.
En este caso, y quizás mucho más claramente que en otros, la sangre llegó al río sin necesidad y los perjuicios ahora se multiplican.
Después de la dura decisión que tomó el gobierno -que por otra parte le costará más de 200 millones de dólares por los derechos de exportación no percibidos- la industria frigorífica comenzó a hacer números sobre las pérdidas que provocará esta medida, especialmente para los sectores netamente exportadores. Y rápidamente empezaron las especulaciones sobre las paradas de planta y el efecto sobre los trabajadores.
Por otra parte, los ganaderos comenzaron a anunciar desinversiones como correlato de la medida y aseguraron que ya nadie apostará a nuevos proyectos, sacando a ventilar lo que ocurrió cuando la soja invadió los campos que antes se usaban para ganadería.
Con esos argumentos salieron a desacreditar los efectos de la resolución 114 y aseguraron que con menos vacas -a lo que además debe sumársele la sequía que provocará menos nacimientos a mitad de año- los cortes en las góndolas no retrocederán, porque es casi imposible colocar en el mercado doméstico el ganado pesado que ahora se destina a exportación, por la simple y sencilla razón de que la gente no lo consume.
Hasta el viernes, cuando salió publicada la decisión en el Boletín Oficial, parecía no haber una luz al final del camino. Sin embargo, el ingreso de animales a Liniers superó las 24 mil cabezas el último día de la semana con un estrepitoso retroceso del 24%. Una señal que vale más que mil palabras.
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