Sociedad: mayores y activos

Se sabe que la actividad física en los mayores, y en cualquier edad, es fundamental para poder mantener un cuerpo ágil, tonificado, flexible y sobre todo en esta etapa de la vida donde el paso de los años modifica articulaciones y músculos involucrando la movilidad.

Pero no es suficiente mover el cuerpo para atravesar este ciclo vital de manera saludable. Para un envejecimiento activo se debe estar "en actividad" no sólo corporal sino también mentalmente. Si se vive en un medio hipoestimulante aumentará el riesgo de que disminuyan las funciones cognitivas, y lo que acelerará su enlentecimiento serán la inactividad y la falta de uso de esas funciones. El cerebro, como los demás músculos del cuerpo, si cae en desuso perderá funcionalidad y se volverá lento y "perezoso". Así como se debe realizar actividad física para mantener en forma el cuerpo, también hay que poner en funcionamiento la mente si no se caerá en la queja de que "nuestra cabeza no es la de antes": leer el diario, compartir un taller literario, aprender un idioma o computación, o alguna actividad lúdica como completar crucigramas o resolver juegos de ingenio o inventar nuevas recetas de cocina.

Hay para todos los gustos y posibilidades. Las ofertas de actividades para personas mayores son variadas. Buscar, probar, elegir, sólo se trata de mantener activa la mente y plantearse nuevos retos. Es necesario estar en cualquier actividad que signifique un momento de placer y disfrute (cualquiera será válida si resulta placentera). Animarse a iniciar alguna tarea diferente o retomar otra que se haya abandonado será una buena propuesta para mantenerse activo en esta etapa.

Además de significar un momento de placer y esparcimiento se estará "poniendo a jugar" las células que conforman el cerebro, las neuronas, cuya actividad es de suma importancia para que no "se enfermen". Esta será, entre otras, una manera de prevenir alguna patología neurológica, a la vez de pasar un buen momento con actividades que gratifiquen. Prevenir significa reducir al máximo los factores de riesgo de enfermedades, y uno de ellos en los mayores es el "sedentarismo" mental junto al aislamiento.

La capacidad de aprendizaje se mantiene a lo largo de toda la vida, en esta etapa con características específicas y ritmos diferentes, pero se puede aprender siempre, aun en edades avanzadas, en un ambiente rico en estímulos que estén en consonancia con los gustos e intereses. Además de disponer de mayor tiempo libre y de un cerebro cuya plasticidad le permite seguir aprendiendo, también la capacidad de reserva puede ser activada durante el envejecimiento para compensar o prevenir fallas cognitivas. Adquirir nuevos conocimientos será suficiente incentivo para aprender lo que redundará en la calidad de vida y en el sentimiento de satisfacción y bienestar en esa etapa.

En la medida en que los mayores se sientan partícipes de distintos programas de actividades estarán fortaleciendo su autoestima y la seguridad. Sentirse capaces de emprender algún aprendizaje y vivenciarlo promoverá un sentimiento de realización y satisfacción personal, cambiarán la mirada que tienen sobre sí mismos además de mostrar una imagen diferente, un adulto mayor activo, interesado, con iniciativas para aprender en contraposición de lo que se piensa de ellos. El rol de la familia también es fundamental, se deben evitar conductas de sobreprotección y condescendencia, por el contrario hay que apoyarlos y acompañarlos incentivando su participación en actividades que ellos elijan respetando las posibilidades individuales.

Cristina Burgués

Psicóloga

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