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domingo,
26 de
febrero de
2006 |
Yo creo: "Su colección de pisapapeles era fabulosa"
José Luis Cavazza / Escenario
De Borges decía que era un escritor de segunda línea y que Saul Bellow no existía. También se le escuchó decir que Simone de Beauvoir sería olvidada y que a Faulkner sólo se le recordaría por alguno de sus cuentos. Daba risa escucharlo afirmar que Andre Gide era una gran loca francesa con cara de rufián y que Jacqueline Susann se parecía a un camionero travesti. Que Eugene O'Neill no tenía ningún talento; que Greta Garbo, a pesar de ser su amiga, tenía cuatro Picasso pero que de tan bruta los había colgado al revés, o que Meryl Streep le daba risas porque tenía nariz de pollo. Peor, Jane Fonda, de quien decía que era una farsante. No le interesaban las películas de Woody Allen. De Gore Vidal (que retrucaba que él era un ama de casa republicana con todos los prejuicios de Kansas) decía, simplemente, que era pésimo. Además de ama de casa prejuiciosa él era epiléptico, tomaba grandes dosis de fenobarbital, tragaba Valium y Librium como si fueran pastillas de menta, le gustaba el vodka y fumaba marihuana. Decía que Jacqueline Kennedy era una hipócrita y oportunista, y que a John F. Kennedy sólo le interesaban las putas de lujo de Las Vegas. Unos días después, el presidente moría asesinado en Dallas, en el comienzo de una década en ebullición, desde Vietnam al american way of life, pasando por aquello de sexo, drogas y rock and roll, el periplo a la Luna, el viaje a la ácida conciencia, la píldora anticonceptiva, el blues de 12 compases y la era del Acuario. El periodismo literario, "A sangre fría" y el nuevo periodismo. John vive ahora para Yoko. Se casan en Gibraltar, almuerzan con Dalí, hacen campaña por la paz en Amsterdam y dan entrevistas en la cama, desnudos. Pero tampoco a él le gustaba Yoko, de quien llegó a decir que era una estúpida insoportable. Pero no hablaba sólo de los demás, porque de sí mismo supo decir: "Soy alcohólico, soy drogadicto, soy homosexual, soy un genio". Dicen que su colección de pisapapeles era fabulosa
y que la mañana en que
quiso quedarse un poco
más en la cama, al mediodía
lo encontraron muerto.
Tenía 60 años cuando Truman Capote murió en su cama. Esperamos que el biopic "Capote" refleje algo de
todo esto. El jueves la película llega a la Argentina.
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