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domingo,
19 de
febrero de
2006 |
"La ley federal despedazó a las
muy buenas escuelas del centro"
¿Qué lleva a los padres a decidir que sus hijos cambien de escuela y, más específicamente, que pasen de la pública a la privada? Para la investigadora y docente de la UNR Liliana Sanjurjo, al menos está claro que "los movimientos de matrícula no se explican por una única causa, sino por una multiplicidad de factores donde lo socioeconómico aparece como determinante". Aun así, la especialista ubica a la reforma educativa que incorporó los 8º y 9º años a la escolaridad obligatoria como un momento clave en la pérdida de alumnos por parte de las escuelas públicas, sobre todo las ubicadas en el centro de Rosario. ¿Por qué? Porque la decisión de la provincia fue no abrir los últimos dos cursos en la mayoría de esos establecimientos educativos, lo que "despedazó a las muy buenas escuelas céntricas", grafica Sanjurjo. "Hay que ponerse en el rol de padre: con muy buen tino, aspiran a que la escuela adonde mandan a sus hijos les garantice al menos la totalidad del nivel obligatorio", dice. Y los paros, claro, también aportan lo suyo.
El sube y baja de matrícula entre la escuela pública y la privada parece especialmente sensible a los vaivenes de la economía y su impacto concreto en los hogares. A mayor bonanza, más dinero para invertir en educación privada, y cuando aprietan las crisis, vuelta a la escuela pública. No es una ecuación mecánica, pero responde a los ciclos económicos nacionales.
Pero además aparece otro factor. La ley federal de educación, sancionada en 1993 y aplicada en Santa Fe desde el 94, extendió la educación básica obligatoria de siete a nueve años. Al implementar el último ciclo, en 1998, la provincia decidió que muchas escuelas públicas no sumarían 8º y 9º años, y eso ocurrió con la mayoría de las del centro de Rosario, donde también se ubican buena parte de los colegios secundarios y privados.
"Si bien una cierta caída de la matrícula en esas escuelas públicas ya se venía viendo, en parte por razones económicas y por supuesto también por los paros, es en ese momento cuando se produce el gran bajón en las muy buenas escuelas públicas del centro de Rosario", se lamenta Sanjurjo.
La especialista también recuerda que las únicas escuelas estatales que no decayeron entonces en su matrícula fueron las que garantizaban la continuidad de todo el ciclo, "que en el centro eran muy pocas: los tres Normales, la Gurruchaga, la 60... El resto, que sí garantizaba todos los niveles, eran privadas".
De cualquier modo, el tema de los paros a la hora de mantener a los chicos en la escuela pública o pasarlos a la privada también tiene fuerte peso. No sólo por el interés en que tengan más tiempo de aprendizaje, sino también por el desbarajuste de horarios y esquemas de funcionamiento familiar que producen los paros. "Por supuesto que también este tema les pesa mucho a los padres, sobre todo en la primaria", afirma Sanjurjo.
De todos modos, la especialista se encarga de aclarar que "no hay muchos datos cuantitativos que corroboren que la escuela pública sea inferior a la privada", aun con la gran cantidad de paros que ésta ha tenido en los últimos años. "En las evaluaciones nacionales el índice de rendimiento es apenas levemente superior entre las privadas, algo que además se podría atribuir a las condiciones socioeconómicas, pero que de ninguna manera permite concluir que responda al efecto de menos paros".
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