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domingo,
18 de
diciembre de
2005 |
Política. El pago anticipado de las economías sudamericanas es un paso más en la reestructuración del organismo
Argentina y Brasil, al rescate del Fondo
Ambos países figuran entre los mayores deudores. Economistas opinan sobre el impacto que tendrá la decisión
Si el tiempo está a favor de los pequeños, el apuro de las dos economías más grandes de Sudamérica para saldar las deudas con el Fondo Monetario Internacional (FMI) llega como una bendición para las grandes potencias nucleadas en el Grupo de los Siete (G-7), que luego de la seguidilla de crisis en los mercados emergentes durante fines del siglo pasado se plantearon reducir la exposición crediticia de un organismo al que perciben más como un dolor de cabeza que como un gendarme de la economía mundial.
El tenor de las conversaciones que al promediar el gobierno de Eduardo Duhalde mantenían el ex ministro Roberto Lavagna, el Departamento del Tesoro estadounidense y la extensión de esa dependencia en el Fondo Monetario, Anne Krueger, comenzó a cristalizar en anuncios concretos la semana pasada cuando primero el presidente brasileño, Inacio Lula Da Silva, y luego el presidente Néstor Kirchner, decidieron cancelar antes de fin de año las deudas que respectivamente mantenían con el organismo internacional, que junto a la de Turquía son las más grandes que tiene por cobrar Rodrigo Rato.
Matrimonio de conveniencia, el desendeudamiento de los países sudamericanos habla más del papel que están jugando en el proceso de reforma del organismo nacido de los acuerdos de Bretton Woods que del "fin del tutelaje" que esgrimen como bandera.
En el caso argentino, de hecho, los monitoreos del Fondo Monetario se habían suspendido poco antes del inicio del canje de deuda, cuando se congeló el acuerdo firmado en septiembre de 2003. Pese a la suspensión del acuerdo, Argentina continuó cancelando puntualmente sus obligaciones, luego de haber realizado pagos netos al organismo de 8.357 millones de dólares entre el año 2002 y el 2005.
Aún así, dos días después de que el gobierno brasileño anunciara la cancelación anticipada de vencimientos por 15.500 millones de dólares, el presidente Néstor Kirchner comunicó el pago anticipado de 9.810 millones de dólares antes de fin de año.
La ministra de Economía, Felisa Miceli, explicó que el ahorro en materia de intereses que provocará la medida llega a 842 millones de dólares. Para ello se reformará la carta orgánica del Banco Central de modo de permitir la utilización de las reservas internacionales de libre disponibilidad para realizar los pagos. Se trata del excedente sobre el nivel de reservas que respaldan la base monetaria, calculada en 18.900 millones de dólares.
Como el nivel de reservas actual bordea los 27.000 millones de dólares, las reservas de libre disponibilidad suman casi 8.000 millones de dólares.
En base a estos cálculos, el país necesitará de recursos extras que podrían ser aportados a través del "fondo anticíclico" o colocaciones de títulos.
La decisión, anunciada en un megaacto en Casa Rosada, fue respaldada en bloque por las principales espadas del gobierno. El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, consideró que la cancelación anticipada de deuda permitirá recuperar "la credibilidad frente al mundo" porque da la imagen de un país que "se esfuerza en el ahorro, que lo utiliza para pagar sus deudas que pagando esas deudas recupera autonomía".
"El endeudamiento siempre me fastidió porque es un derroche", sostuvo el economista Marcelo Lascano, en línea con el ex presidente del Banco Central Mario Bleger, para quien la decisión "se ha visto en el mundo como un paso positivo".
También Aldo Ferrer apoyó la medida y Alejandro Vanoli, del Grupo Fénix, consideró que "no tener deuda con el FMI implica converger a un país normal".
"Puede ser que en el corto plazo haya alguna turbulencia, pero el impacto no debería ser importante", dijo y rescató la "actitud coordinada con Brasil" en los anuncios.
La crítica pasó por Carlos Melconian quien consideró que la decisión "no es un acto irrelevante, tampoco para aplaudir", ya que "no cambia mucho las cosas y sólo ahorra un poquitito de intereses".
"Creo que esto profundiza en el ciudadano la idea de un presidente que pone arriba de la mesa lo que hay que poner, mientras que para otros instaura la sensación de que se mueve mucho visceralmente", acotó Melconian.
Por su parte, Orlando Ferreres sentenció que "este es un anuncio de un impacto altísimo y un poco arriesgado".
"La decisión de cancelar la deuda en un solo pago es un poco arriesgada, dado que el Banco Central tardará aproximadamente un año en recuperar su nivel de reservas", señaló Ferreres, a la vez que admitió que "la libre disponibilidad está por encima de la convertibilidad".
Claudio Loser, ex titular del Departamento Hemisferio Occidental del FMI, dijo que la medida "en términos de efecto económico es ligeramente neutro o levemente negativo" y que "con el Fondo o sin el Fondo las políticas tienen que ser muy parecidas".
Para Juan José Llach, "no está mal irse por el lado de cumplir con las deudas", aunque "hubiese sido más prudente hacer lo mismo en dos o tres años", en forma gradual.
"Es bueno que los países tengan la capacidad autónoma de tomar decisiones, la pregunta ahora es si vamos a ser capaces de manejar esa libertad", dijo el ex ministro de Fernando de la Rúa.
Por su parte, el diputado nacional y economista de la CTA, Claudio Lozano, advirtió que "si esta decisión sirve para que yo tenga más libertad y disponga de más recursos para solucionar el tema de la desigualdad, me parece bien".
"Pero ayer yo planteé en la discusión sobre el presupuesto en el Congreso que frente a semejante anuncio, los recursos que quedaban libres debían utilizarse para otros usos. Y la bancada oficialista me contestó que estos recursos iban a ser inmovilizados para un fondo anticíclico", recordó.
Desde Ecolatina, la consultora fundada por el ex ministro Roberto Lavagna, el economista Ricardo Fuentes manifestó su apoyo a la decisión del gobierno de cancelar la deuda con el FMI.
"Me parece un paso positivo, consecuente con la política que se viene desarrollando desde hace un par de años", dijo.
El ex presidente del Central Aldo Pignanelli consideró "acertada" la medida, pero advirtió que la utilización de reservas puede representar una suba en la tasa de interés que pague el Estado.
Pignanelli remarcó que "el gobierno se saca una presión muy fuerte que tenía y elimina una gran incógnita hacia adelante", no obstante lo cual destacó que "significa un gran sacrificio pagar con las reservas acumuladas desde la crisis".
El pago anticipado al Fondo dejará un hueco en las reservas del Banco Central, que se ubican en un nivel cercano a los 27 mil millones de dólares. Según el propio organismo internacional, "la posición argentina es suficientemente fuerte para garantizar el pago de su deuda".
El economista y titular de Recrear, Ricardo López Murphy, se mostró sorprendido por la decisión del gobierno: "Cancelamos la deuda más barata anticipadamente y esto no es una cosa que cualquiera haría en su vida personal", dijo.
Al 30 de junio pasado, el total de la deuda pública, luego del canje, alcanzaba a 126 mil millones de dólares. El pasivo con el Fondo es ínfimo en este contexto, pero es también el que implica la negociación más dura puesto que tiene su principal respaldo en los grandes países del G-7. De hecho, el intento de imponerle una quita similar a la que se realizó con los bonistas sufrió sucesivos rechazos en ese ámbito.
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El presidente Kirchner anuncia la cancelación de la deuda con el Fondo Monetario.
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