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domingo,
18 de
diciembre de
2005 |
Tienen dos títulos y no pueden
trabajar en sus profesiones
El fue el primero que se "cayó" de la lista del Colegio de Escribanos. Ella presentó un recurso administrativo
Arturo Guaita (40) se presenta irónicamente con el "orgullo" de haber sido el primero que se cayó de la lista de unos 30 matriculados del Colegio de Escribanos (2ª Circunscripción) allá por el 2002. Se recibió de abogado en el 91, de escribano en el 2002, pero desarrolla una actividad comercial en una empresa agropecuaria. Rossanna Paccie (37), se graduó de lo mismo en los mismos años, estuvo sólo tres días en el primer lugar de la lista esperando una vacante que nunca se creó y ahora trabaja como empleada de un estudio jurídico. Ambos señalan a su colegio como responsable de hacer una lectura particular de un artículo de la ley notarial vigente, y ampararse en ello para aplicar la norma que los obliga a perder el lugar en la lista de matriculados, año tras año. "Lista que por otro lado tuvimos que pedir que se exponga en un transparente. Ahora se la puede leer en el subsuelo del Colegio, antes de nuestro reclamo no contábamos con ese derecho", asegura Guaita.
El fue consecuente tanto con la rematriculación como con la pelea para que las cosas cambien. "Hice los trámites cuatro años, sucesivamente, sin quejarme por invertir tanto dinero y tiempo, pero no se puede seguir tolerando esta situación; me parece justo que se congelen los puestos de la lista ya que en ningún lugar de la ley se especifica que tras un año de matriculación debés caer de tu lugar (orden de prelación temporal). ¿Por qué no podemos quedar en el mismo sitio año tras año, a la espera de una vacante? Por una interpretación particular de este Colegio que se ampara en el criterio «institucional histórico»", sostiene Guaita.
Para Paccie justamente ese argumento es el que les hace morder la cola a las autoridades del Colegio. "Es que a un grupo de colegas que presentó un recurso administrativo (ver aparte) en contra de ese argumento, el Tribunal de Superintendencia del Notariado les falló a favor. Es una entidad conformada por camaristas, un órgano superior al propio Colegio, y ellos, en lugar de acatar la resolución, la apelan", se queja.
La escribana, alentada por el fallo a favor de sus colegas, presentó también un recurso administrativo. "Pero sigo con mala suerte -sonríe- en cinco meses las autoridades del Colegio no pudieron aún elevarlo al Tribunal".
A pesar de todo, Paccie sigue teniendo esperanzas. "Quiero ser escribana -dice- para eso me formé y no es justo que no cuente con seguridad social y no pueda hacer mis aportes".
Guaita también se queja por perder cuatro años de aportes y tener que pagar una prepaga de su bolsillo. "¿Quién me devuelve los gastos que me ocasionaron estos años. Deseo realmente que salga la ley porque estoy a favor de los concursos que apuntan a la idoneidad y no a la suerte de este sistema feudal. Eso sí, hasta tanto se apruebe la norma, que se le dé curso al proyecto de comunicación que apunta a congelar el lugar en las listas, si no seguiremos perdiendo tiempo, dinero y la posibilidad de ejercer nuestro derecho a trabajar en lo que nos formamos", dice.
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