Un clásico lugar de encuentros

"Yo siempre pensé que iba a ser un éxito, para mí no había riesgo en la inversión", afirmó Mario D'Agostino, uno de los dueños de El Cairo, sobre el suceso alcanzado el primer año. Este extrovertido médico devenido en ascendente empresario gastronómico reveló además que por el bar pasan entre 35 y 40 mil personas por mes, se venden 15 kilos de café por día y mantiene un staff de 50 empleados.

"Gran parte del éxito de El Cairo se debe a que fue un año muy propicio para la ciudad. El nacimiento coincidió con el Congreso de la Lengua y con otras actividades culturales. También tuvimos mucho apoyo porque no éramos empresarios tradicionales, veníamos de la medicina, y eso fogoneó el clima para generar este éxito", comentó D'Agostino. "La ciudad recuperó un lugar de encuentro que no apuntó a trabajar solamente sobre su historia ya que ahora existe una sensible combinación en un lugar moderno que brinda buen servicio", agregó.

Sobre el trabajo de los arquitectos que llevaron adelante la obra, D'Agostino destacó que lograron articular todo el espacio e idearon diferentes funciones para que la gente sienta que existen varias opciones. Eso influyó en la variedad generacional de la clientela. En ese sentido se mostró sorprendido en cuanto a que tantas generaciones distintas se sientan atraídas por el bar. "Es muy bueno ver cómo jóvenes y adultos pueden convivir en el mismo espacio", dijo.

En relación a la apuesta inicial, admitió que el trabajo de los arquitectos buscó un lenguaje que permitiera aglutinar a las diferentes generaciones. "Seguramente para los viejos habitués sigue dando vueltas el fantasma del bar de antes, pero en realidad es finalmente la esquina la que convoca", reconoce.