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jueves,
15 de
diciembre de
2005 |
El perfil de quienes sobornaban a los técnicos
La veintena de acusados de sobornar a cuatro inspectores de la empresa o a un electricista particular para engancharse a la red, desengancharse de ella o instalar un sofisticado mecanismo de retardo del cómputo del consumo de energía, va desde grandes comercios a negocios de barrio y desde casas elegantes -con frentes de ladrillos vistos, tejas francesas y equipos de aire acondicionado- hasta típicas viviendas de clase media ubicadas en las zonas norte y oeste de Rosario, así como en Granadero Baigorria y Capitán Bermúdez.
Los autores de la maniobra ofrecían servicios, que realizaban por la noche y fuera del horario de trabajo, y por los que cobraban por única vez entre 200 y 500 pesos. Invertían los cables, cambiaban el medidor, realizaban puentes con bajada directa a la red y conexión cero, y hasta colocaban un sofisticado mecanismo que frenaba el conteo real del medidor de la luz. Este aparato hizo que la maniobra fraudulenta se ganara el mote de "Operación Cangrejo", lo instalaban junto al medidor logrando que el conteo de kilovatios "caminara para atrás".
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