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sábado,
03 de
diciembre de
2005 |
Sugestivo silencio sobre el nuevo gabinete
La Iglesia pide reunirse cara a cara con Kirchner
Hubo interés en conocer los “antecedentes” de Nilda Garré (Defensa) y Juan Carlos Nadalich (Desarrollo Social)
Los obispos no emitieron ni una palabra sobre los recientes cambios en el gabinete nacional, aunque se esforzaron por aclarar que el silencio no otorga crédito a los nuevos colaboradores del presidente Néstor Kirchner. “Habrá que esperar su gestión”, dijeron.
Los prelados se escudaron en la norma nunca impresa de no hacer comentarios personales de coyuntura los días previos a una reunión de la Comisión Permanente, plenario acotado a una veintena de miembros que los días 13 y 14 de diciembre tendrá por primera vez al cardenal Jorge Bergoglio (Buenos Aires) como presidente.
Según anticiparon fuentes eclesiásticas, la cúpula del Episcopado está interesada en conseguir una audiencia con el jefe de Estado, la que fue postergada tras el cruce verbal por el documento con advertencias sobre posibles “manifestaciones violentas” por el ensanchamiento de la brecha social.
No obstante el hermetismo eclesiástico, se pudo saber que hubo “interés” por conocer los antecedentes de los flamantes funcionarios, sobre todo los de los ministros de Defensa, Nilda Garré, y de Desarrollo Social, Juan Carlos Nadalich.
La Nunciatura Apostólica, en tanto, se preocupó por saber la conformación familiar (hijos y estado civil) de algunos de los hombres del presidente, antes de pasar el informe a la Santa Sede.
Esa representación diplomática negocia con el gobierno una salida consensuada de monseñor Antonio Baseotto, a quien en marzo pasado el primer mandatario le desconoció su autoridad como obispo castrense por haberse opuesto a la política sanitaria oficial.
El único que rompió el sigilo fue el laico Eduardo Serantes, director de Cáritas Argentina, quien salió a reclamar políticas sociales aún más transparentes y que respondan al contralor de organizaciones de la sociedad civil.
Se trata de un anhelo religioso que comenzó a tomar forma durante la gestión de Alicia Kirchner al frente de la cartera social, aunque para la Iglesia “todavía está a mitad de camino”.
Nadalich, en tanto, se comprometió a continuar por la senda de su antecesora, pero sin descartar nuevas acciones para optimizar la ayuda social. Precisamente ese había sido el planteo del titular de Cáritas, monseñor Fernando Bargalló (Merlo-Moreno), quien viene reclamando un modelo de desarrollo que “armonice las legítimas exigencias de eficiencia económica con la participación política y la justicia social”. Desde el organismo caritativo se insiste en la necesidad de universalizar los planes y conformar un padrón único de beneficiarios a fin de desterrar el clientelismo político.
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