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sábado,
03 de
diciembre de
2005 |
Entrevista. El economista venezolano Miguel Santos brinda una mirada independiente sobre el "modelo bolivariano"
"Sin sector privado Venezuela no saldrá de la pobreza"
Según el experto, el petróleo sólo se usa para crear dependencia de las "limosnas del Estado"
Pablo Díaz De Brito / La Capital
Desde la cumbre de Mar del Plata, Venezuela ha cobrado espacio y protagonismo en la región, especialmente en Argentina. El reciente viaje del presidente Néstor Kirchner a Caracas y el inminente ingreso de Venezuela al Mercosur, con un status superior al que ya tiene de miembro asociado, hacen del gobierno de Hugo Chávez un referente ineludible de la política argentina, no sólo exterior. Por todo esto, viene al caso preguntarse cómo le va a Venezuela, que es gobernada por Chávez desde hace ya 7 años. Dado que aquí muchos proponen seguir el "modelo bolivariano" resulta interesante observar con ojos venezolanos el desempeño económico y social del gobierno chavista. Por esto La Capital entrevistó al economista Miguel Santos, un reconocido profesional venezolano, para tener una visión independiente y crítica del diseño económico que Hugo Chávez impone a su país. Para escuchar la otra campana, y no sólo la propaganda oficial de Caracas que llega en abundancia a Argentina. Santos, un profesional comprometido en la lucha contra la pobreza, hizo un máster en políticas públicas, así como estudios de posgrado en la Universidad de Londres y en Estados Unidos, país donde además fue investigador invitado en la Universidad de Texas. Es docente de economía y políticas públicas en diversas universidades venezolanas y forma parte del Acuerdo Social para el Desarrollo, iniciativa contra la pobreza surgida de un grupo de académicos.
-Venezuela parece tener un perfil productivo que se beneficiaría con el Alca. ¿El rechazo es puramente ideológico y de diseño geopolítico y no tiene fundamentos económicos y comerciales?
-El rechazo tiene que ver con un conjunto de razones, que operan en diferentes planos y a veces se superponen: a) afiliarse al Alca o a cualquier acuerdo de libre comercio implica el compromiso con ciertas reglas de juego. El de Chávez es un gobierno obsesionado con el control, que desea libertad de acción para cambiar lo que se pueda cambiar en el momento en que más convenga. Un gobierno con esa directriz es muy poco probable que acepte el compromiso implícito de un acuerdo de libre comercio. Un excelente ejemplo de esto es la política cambiaria: mientras todos los países tratan de mantener una tasa de cambio competitiva para proteger a sus productores de bienes transables (exportables) y evitar un desbalance en la cuenta corriente (de la balanza de pagos del país), el gobierno de Chávez prefiere sobrevaluar la moneda, importar barato, mantener la inflación baja, y cubrir el gigantesco déficit comercial no petrolero con los ingresos provenientes del petróleo. Ese es el modelo de "desarrollo" venezolano. El día en que el alto ingreso petrolero no esté allí, se produce un inmenso shock de consumo, de tasa de cambio, de importaciones. Pero Chávez piensa que los buenos precios petroleros están aquí para quedarse. b) sin duda existe un componente ideológico; el presidente Chávez ha hecho de su oposición grosera a la bajísima popularidad de Bush y a la pésima política exterior de los Estados Unidos su propia bandera, su manera de ser quien aparece a la cabeza de las naciones anti-USA. Esa oposición es ciega, no es la consecuencia de un análisis de costos y beneficios que traería un tratado tipo Alca para Venezuela. c) no hay nadie en el gobierno con capacidad para "entrarle" al tema del Alca desde el punto de vista técnico. ¿Qué implica para la política cambiaria? ¿Qué en términos de balanza de pagos? ¿Cuáles serán los mecanismos para garantizar que los productos que vienen del exterior no reciben subsidios ocultos? ¿Qué sectores podrían salir beneficiados y cuáles perjudicados? ¿Cuál sería el balance en el corto, mediano, y largo plazo de un acuerdo? Estas consideraciones no han sido hechas por el gobierno. No hay nadie con capacidad para hacerlas, pero probablemente tampoco haya disposición dentro del gobierno de entrar en detalles, por los temas del control e ideológico que mencioné antes. d) adicionalmente, el proyecto de Alca verdaderamente carece de algunos elementos que el gobierno ha denunciado, como la creación de un fondo de compensación para aquellos países que se vean menos beneficiados en el corto plazo.
-Los empresarios subrayan el clima hostil a la inversión privada que existe en Venezuela. Pero Gazprom, Repsol, Chevron, entre otras gigantes petroleras, acaban de firmar contratos de explotación millonarios. Entonces, ¿cuál es el nivel de inversión extranjera directa en Venezuela?
-Se lo puedo responder con cifras oficiales. De acuerdo con el Banco Central de Venezuela (BCV), el año pasado entraron al país 1.302 millones de dólares. Esto incluye petróleo, y representa un 1,5% del PBI. Venezuela, en materia de inversiones extranjeras, se encuentra por debajo de Panamá, de Trinidad y Tobago, ya no digamos de Brasil y de Argentina. Peor aún, cuando se elimina la inversión petrolera, la inversión extranjera cae el año pasado a 492 millones de dólares, menos de 0,5% del PBI.
-En cuanto al Mercosur, el ingreso de Venezuela como miembro pleno, o casi pleno, parece un hecho. ¿Qué significará en términos de intercambio comercial? ¿Cuáles pueden ser esos intercambios?
-Venezuela actualmente no está en capacidad de exportar bienes manufacturados, la inversión en ese sector se ha mantenido muy cercana a cero (por la inestabilidad en la tasa de cambio). De aquí hacia el exterior sólo pueden salir commodities como petróleo, gas, hierro, acero, aluminio. En términos agropecuarios los productores venezolanos se verían ahogados por los de Brasil. Por un lado porque los productos venezolanos efectivamente son más caros, hay razones estructurales y de ventajas comparativas que así parecen indicarlo. Pero porque además el gobierno, por la vía de los controles, le impone al sector privado unos costos tan exagerados que de entrada lo hacen poco competitivo. Es decir, el gobierno le hace a su propio sector privado imposible competir.
- Pese al precio estratosférico del crudo, Venezuela tiene unos índices de pobreza que no bajan. Y como señala usted el país importa cada año más y no desarrolla empresas ni valor agregado. Parece el "síndrome árabe": la renta petrolera no sirve como trampolín para el desarrollo integral de la economía.
-Las exportaciones petroleras por habitante, en términos reales, que es como se deben considerar, si bien han subido recientemente, se encuentran lejos de los niveles de otras bonanzas petroleras, como las de 1974 y 1982. El dinero que le está entrando al país por petróleo es un dineral para el gobierno, pero sigue siendo insuficiente para un país que aspire a una cosa mejor que vivir pidiéndole limosnas al Estado. Sin el concurso del sector privado Venezuela no logrará salir de la pobreza. Pero el sector privado para el gobierno es una amenaza. Para el gobierno es más conveniente recibir la renta petrolera y distribuirla entre los habitantes, porque así genera una cultura de servidumbre y de dependencia. En un país en donde el sector privado desaparece paulatinamente y el gobierno copa todas las instancias, ¿quién se puede dar el lujo de prescindir del gobierno? Por esa razón se está promoviendo este esquema, para crear una masa de gente dependiente del Estado que no se puede dar el lujo de votar en contra o de no asistir a los actos públicos. Por otro lado, el gasto público del gobierno ha subido todos los años más que los ingresos, poniendo a Venezuela en una situación de déficit y aumentando el endeudamiento en medio de siete años de bonanza petrolera. Aquí lo que se ha puesto es una bomba de tiempo, que estallará el día que bajen los precios del petróleo hacia niveles moderados.
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La venezuela de Chávez sigue generando polémica.
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