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domingo,
27 de
noviembre de
2005 |
Central volvió al triunfo nada menos que ante Vélez
Mauricio Tallone / La Capital
El triunfo tuvo la fuerza de un desahogo, de un grito de liberación. Tenía el agua en el cuello antes del partido, pero se dio un baño de optimismo y se hizo un lifting en su imagen futbolística. De esa manera, Central tomó distancia de una crisis que reclamaba una respuesta reivindicadora y golpeó a Vélez dejándolo con muy poco margen para aspirar al bicampeonato.
El primer gran mérito de Central fue acomodarse rápido a lo que demandaba el partido. Esta vez las líneas estuvieron bien entrelazadas. Anticipo, corte y rápida salida fue la fórmula canalla para salir del pozo en el que se encontraba.
Gracias a esa convicción, sometió a Vélez a una escena de la que nunca pudo escapar: imposibilidad de controlar el juego en ninguno de los aspectos de su desarrollo. Y en esto tuvo mucho que ver la vivacidad que le imprimieron al traslado Ferrari y Vecchio. El juvenil de a poco se va soltando y anoche mostró algo del repertorio que tan bien le promocionó Angel Zof.
Si es cierto aquello de que los equipos tienen sus días, el de anoche de Vélez Sarsfield fue fatal. Ni por asomo, más allá de algunas ausencias, se pareció al conjunto equilibrado tácticamente que le valió el reconocimiento de todo el fútbol argentino.
Tal es así que los dos goles conseguidos por Marco Ruben no sólo le complicaron la existencia, sino que lo empujaron a un estrepitoso descenso de sus respuestas.
En el segundo tiempo Central también eligió jugar en guardia. Nunca le pesó la obligación de cuidar con buenas intenciones lo que había sembrado un rato antes. Si pasó algún sofocón fue producto del empuje alocado de Vélez, que ya tenía a Gracián y Sena como hombres para intentar el salvataje de la derrota.
También estaba claro que Central necesitaba alguna variante que le diera oxígeno a su postura más pasatista. Por eso le vino como anillo al dedo los ingresos de Andrés Díaz y Alemanno, aunque en ese tiempo la ofensiva canalla ya no era tan punzante como al principio.
En algún momento daba para pensar que empezaría a hundir el bisturí en los espacios para los contraataques que le iba a dejar la desesperación de Vélez. Pero no fue así. Central se dio por hecho y cuidó la ventaja gracias a una gran tapada de Ojeda a Zárate y a una salvada providencial de Raldes sobre la línea.
Tanto demoraron las alegrías para Central que parecieron haber quedado condensadas para aparecer en grande. La deuda de triunfos se saldó de golpe con una actuación oportuna y ante uno de los equipos más reconocidos del campeonato.
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Fotos
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Central festeja el triunfo en Liniers.
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