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 domingo, 27 de noviembre de 2005  
En Foco. La pelea por la inflación

Habría que remontarse varias décadas atrás para encontrar una réplica de la tunda verbal que el gobierno le propinó a los empresarios más importantes del país en poco menos de un mes.

El presidente Néstor Kirchner elevó la temperatura al máximo cuando sembró el pánico en el congreso de Idea, el foro más característico de lobby empresarial durante los 90, acusando a sus organizadores de cartelización y saqueo contra los bolsillos de la gente. Pero ya varios días antes el ministro de Economía, Roberto Lavagna, había hecho su aporte al denunciar maniobras de colusión en el sector de la construcción e impugnar el latiguillo de "los cambios en las reglas de juego" para responder las críticas del sector alimentario por las medidas adoptadas para contener la inflación. Acostumbrados a poner la agenda de discusión económica, los hombres de negocio entraron en confusión frente al inusual embate desde el poder político. Los silencios y la extrema prudencia caracterizaron los dos encuentros más importantes a nivel económico de la última semana: el foro de la cadena agroindustrial que se realizó en Rosario y el coloquio de Idea que cerró el viernes en Mar del Plata. Su titular, Alfredo Coto, blanco de las acusaciones presidenciales, sintetizó claramente el estado de ánimo de los popes de la economía. "Va a ser difícil conseguir presidente para el coloquio del próximo año".

Las espaldas del crecimiento económico y el respaldo de la última elección legislativa le permiten al jefe de Estado dar rienda suelta a un estilo muy distinto al de sus predecesores, más allá de que, al igual que la relación con el Fondo, las palabras corran varios kilómetros más adelante que las acciones.

La certeza de que el control de la puja sectorial que se expresa en los índices de la inflación le garantizarán un tránsito tranquilo en lo que queda de gestión lo impulsan también a marcar la cancha constantemente, a los gritos cuando se trata de pelear precios y en voz baja, cuando se trata de arbitrar en las cada vez más conflictivas negociaciones salariales. Todo condimentado con una buena dosis de interna política, en el marco de la cual el ministro Lavagna volvió a estar esta semana en el centro de la escena. A pesar de la paz alcanzada con Kirchner en los momentos previos del lanzamiento del plan antiinflacionario, su incursión por los terrenos de Julio De Vido, cuando sembró sospechas sobre las licitaciones de obras públicas, tuvieron su vuelto en los renovados rumores sobre su alejamiento y su solitaria intervención el viernes en una cumbre vaciada de funcionarios nacionales. "La continuidad de un ministro depende del presidente y del espacio que le dejen para trabajar", dijo antes de despedirse, del coloquio de Idea.
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