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sábado,
19 de
noviembre de
2005 |
Materiales nobles
El procedimiento se simplifica notablemente. El algodón se reemplaza por la yuta, una tela base elaborada con una fibra natural cosechada en el Amazonas. La lana lleva una torsión especial para resistir el uso y el paso del tiempo, asegurando mayor firmeza en la estructura de la alfombra.
La nobleza de la obra está determinada por la cantidad de puntos que lleva el bordado manual. Cruzado y oblicuo, con una puntada más larga y otra más corta, el punto de arraiolos es una variante del punto cruz.
Una vez finalizado el trabajo, se procede a fabricar los flecos que podrán ser de arraiolos o persa, a elección del artesano. Como último detalle, la pieza se preserva con una resina antipolilla y antihumedad, asegurando su permanencia y estabilidad en el tiempo.
"La fascinación que me produce trabajar con un material noble, que no se estire, frise o corte, es la misma que experimentan mis alumnas. Quien entiende el tiempo, el sentido y la tradición puestas de manifiesto en cada pieza, comprende el verdadero valor artesanal", resumió finalmente Alicia Tallarico.
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